30 noviembre 2009

.. en la FIL de Guadalajara


No lo busqué, lo encontré, en la caseta del Fondo de Cultura, en la inmensidad de la Feria Internacional del Libro. Como encontré a Myrna Ortega, a Eduardo Ruiz Saviñón, a Martí Soler, a Déborah Holtz, a Carmen Lechuga y, especialmente, a Gonzalo Celorio que me conmovió.



29 noviembre 2009

Me llamo Olimpo XVI



XVI

No se dice
pero el mediodía no es lo que se piensa
sino un montón de soledades
que se enamoran
y revientan
como los botones de las flores.
Todos somos testigos.



Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

28 noviembre 2009

.. en el amanecer de un 28 de noviembre


El ventanal de la habitación devuelve la vista de la ciudad, la noche engulle toda su fealdad y construye un ficticio cielo abarrotado de estrellas. Decido dormir con las cortinas abiertas, para sentir el amanecer de la urbe. Solo consigo despertarme a cada hora para comprobar que el cielo no tiene todavía ni rastro de claridad. Creo que la ciudad me espía y transforma mis sueños en largas e inquietantes historias.
Busco la compañía de Alejandro, ¿cómo fue un día como hoy? le pregunto y me vuelve a contar:

Caballos en la noche

Me ayuda a reconciliarme con el día, con la ciudad de Guadalajara, con el mundo.

27 noviembre 2009

Me llamo Olimpo XV



XV

Señor de las estrellas soy.

Y tú también.

Y tú también.

Y todos los demás también.

Qué dicha.



Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

26 noviembre 2009

.. en la Pastorela


De nuevo este año los hijos de Alejandro van a continuar la tradición de la Pastorela que él representó durante más de veinte años:




EL CONSEJO NACIONAL PARA LAS CULTURA Y LAS ARTES
A través del CENTRO CULTURAL HELÉNICO presenta EL CONTRARIO LUZBEL

Pastorela tradicional anónima: Homenaje a Alejandro Aura
Dirección: Pablo Aura

MARTES - DICIEMBRE: 1º,8º,15º y 22 20:30

TEATRO HELÉNICO
Disfruta de la piñata y el ponche al terminar la función

CENTRO CULTURAL HELÉNICO www.helenico.gob.mx
Av.Revolución 1500 Col Guadalupe Inn México D.F. 4155 0900

MÁS INFORMACIÓN: http://www.helenico.gob.mx/obrah1.html






25 noviembre 2009

Me llamo Olimpo XIV



XIV


¿Cómo has podido
buscarme entre la selva
y encontrarme?
¿Cómo has podido abarcar
estos montes y estos ríos
con la voluntad
para encontrarme?
¿Cómo has podido?
Adiós.
Adiós.
Hasta otros mundos.



Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

NOTA: Diferente verso. El verso "Adiós" no se repite en "Poesía 1963-1993"-Alejandro Aura.

24 noviembre 2009

.. en la sede de Radio UNAM


Ayer estuve, está en la colonia del Valle, es un edificio sencillo pero con esa belleza que tiene, para mis ojos extranjeros, una buena parte de la arquitectura de esta ciudad: paredes que son ventanales, persianas verticales que laminan la realidad exterior y defienden del intenso sol, escaleras de caracol, tragaluces que llevan la luz del cielo al sótano, plantas y flores tropicales, construyen espacios muy diferentes a los que me acostumbré en España.

Ese edificio tiene un patio en el que conviven los coches con árboles y con un par de frases en torno a la palabra y al conocimiento, una, ¡qué sorpresa!, era:



Inevitablemente me hizo acordarme de Alejandro, los seguidores de su blog recordarán que esta idea y frase rondó por su cabeza y a ella le dedicó varias entradas, que tuvieron eco en los comentarios:

14may2007: ¡Uf: fiu!
15may2007: Chulada de cita
09dic2007: Sí era de don Alfonso

Alejandro estuvo allí muchas veces (me contó Eduardo Ruiz Saviñón), lo que no sé es si la frase ya estaba y se le quedó pegada en la memoria para irla a sacar en sus días de España, en sus días de blog, en sus días de cáncer.

De lo que allí anduve haciendo, y con quién, ya lo contaré cuando se materialice, de momento va este adelanto: Descarga Cultura UNAM MX

23 noviembre 2009

Me llamo Olimpo XIII



XIII


He muerto.
Mi hijo no se llamará Olimpo
ni tendrá la sangre tan revuelta.
No correrá de casa en casa
ni de pueblo en pueblo
buscando su reposo;
no albergará la muerte
con tanto desparpajo
ni alcanzará
con facilidad tan dolorosa
lo imposible.
He muerto.
Tal vez no tenga nunca un hijo.



Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

22 noviembre 2009

.. en el recuerdo de Cecilia


Todos son recuerdos, me acaba de decir mi madre cuando le he dicho que era el aniversario de la muerte de Cecilia, sí, se va llenando la vida de recuerdos.

Y en el blog de Alejandro puedo pasear por aquellos días, sus palabras son una linterna sobre los recuerdos: 22 de noviembre de 2007

Le dedico estos lirios que me regaló anteayer Fernando Zaragoza porque son del color de Cecilia:

21 noviembre 2009

Me llamo Olimpo XII



XII


No hay corazón,
todo lo que se tiene
es un inmenso hueco
donde aúllan las bestias
y reverbera el sol.



Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

20 noviembre 2009

.. en su libro Fuentes


Alejandro no tenía ningún ejemplar de este libro, esta portada es del que tiene Octavio Vázquez, que tanta memoria de Alejandro guarda en sus arcas. No se publicó en México como libro sino en Venezuela, por el Fondo Editorial Pequeña Venecia, en el año 1993. En la contraportada leo "Este libro fue finalista en el Premio Internacional de Poesía "Pérez Bonalde" de 1992". Se van juntado datos que componen el rompecabezas. Alejandro me contó, cuando comenzó a publicarlo en su blog, que era un libro especial, y encontré la semana pasada en su archivo este texto, que empieza a máquina y acaba manuscrito, que explica y da paso a esos setenta y siete poemas:


Comencé a escribir Fuentes un día de desconcierto, un día en que tenía revueltas todas las cosas de mi alma, no creía en nada, no sabía nada de lo que debía saber ni era nada estar vivo y ser poeta.

Hay días así. Lo único que prevalece es la voluntad. No la voluntad dominada por la conciencia o la idea del deber sino una voluntad interna, transgresora: una voluntad que contradice al ser activo, laboral, productor de cosas. Tenía ganas de masticar palabras, de chupar vocablos de sabores opuestos. Tenía toda la intención de dejarme vapulear y contestar a carcajadas, doblándome de dolor y de risa ante los golpes bajos y de contestar con reflejos rápidos a toda esa metralla de la imaginación suelta. Tenía ganas de jugar y solté la tecla. Todo lo que venga es bueno, a todo le daré acomodo, como un proceso (del que carecemos tanto en mi país) de democracia. Imaginen que viene lo que a uno le gusta y le conviene, lo que acomoda a nuestras ideas y a nuestras preferencias, pero aparece también, con su desagradable cara, todo eso que a uno le repugna, le choca, le molesta, y a todo hay que darle cabida en el poema. Ese era el juego: no desechar sino intentar construir con tales materiales. Ningún libro es mejor ni peor ni por su proceso ni por sus intenciones, si así fuera, la literatura sería facilísima. No justifico: narro.
La mecánica del juego me fue venciendo, acabó por imponerme su ley: se me fue acabando el gas y me quedé quieto en mi esquina mientras las palabras hacían lo que les daba la gana. Tal vez ellas dirán lo mismo de mí, que se quedaron quietas mientras yo me solazaba. Quién sabe, hay poca gente que sabe oír la voz de las palabras.


19 noviembre 2009

Me llamo Olimpo XI



XI


Con algo de los demás
es que me hicieron.
No sé cuál es mi oficio
ni sé si lo que siento
es lo que siento.
Pero hecho
de materia tan común
en verdad no soy
de tierras conocidas.



Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

18 noviembre 2009

.. en los nopales del camino


En el camino hacia San Luis Potosí, con la camioneta cargada con las cajas del archivo de Alejandro Aura, con un deleite de mezcal en mis labios, con la música suave adormeciéndome, al abrir los ojos vi las sombras alargadas del atardecer cubriendo el paisaje, la poca luz haciendo grande cada detalle, multiplicando los verdes de la naturaleza.

Se oscurecía el paisaje y se iluminaba el nopal. Adquirió el protagonismo de la escena. Escuché sus palabras. Puedo alcanzar la altura de un árbol y le doy cobijo, o quedarme del tamaño del trigal para platicar con él. Me despliego como abanico, como árbol genealógico, como un haz de cartas en la mano, construyo lindes, levanto barreras, te protejo. Soy yo, amigo, compañero, para siempre.

Estas palabras se cruzaron con las del poema: colosal, fenomenal, total. Lo leía Alejandro cada vez que presentaba su último libro de poemas “Se está tan bien aquí”, que lo incluye. Le iba cambiando la voz, se iba haciendo uno con él.

Alejandro Aura:

Ayer lo vi, lo sentí, era Alejandro-nopal, nopal-Alejandro. Y movía sus manos de manopla desde el desierto, diciéndome hola y adiós, adiós, hola. Aquí estoy, aquí estamos. ¿Seré tu patria?¿Somos tu patria?

Y cayó el telón, y sus voces se quedaron dentro de mí.

PD para Alejandro: una vez más un poema que cobra todo su significado ahora, después de.

17 noviembre 2009

Me llamo Olimpo X



X


Ah mi hermoso cuerpo.
Yo no fui paladín
porque me faltaron biceps
pero me atreví a luchar
contra el don de la soberbia
y alguna mujer
se recostó a soñar
en el mar de mis espaldas.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

16 noviembre 2009

.. el jueves, 19 en Zacatecas


Allí se presentarán los libros de Alejandro Aura, a las 19h, en la Sala Mayor del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.

Así lo cuenta Jesús Olague, que presentará "El aura de Alejandro"

Presentación de libros de Alejandro Aura en Zacatecas



15 noviembre 2009

Me llamo Olimpo IX



IX


Las fuerzas de la naturaleza
fueron
las que desataron el moño
de la trenza;
ella cayó en un deleite
cósmico
a pesar de la maledicencia.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

14 noviembre 2009

.. en la noche de ayer, aquí en tu ciudad


En la Ciudad de México, cuando los días se suceden vertiginosamente, como estos últimos, presentaciones, conversaciones, estrenos de teatro, gente y más gente, siento al parar que te dejé atrás, que te perdí en el camino.

Anoche al meterme en la cama, sentí la necesidad de escuchar tu voz (eché mano de La invención de Morel) y busqué ese poema, tan largo y un poco imposible, que me leíste una noche cuando llegué a casa después de todo el día de trabajo:

Para hablar de economía:

Y entré en la noche, y entré en los sueños, y entré en un remanso de paz.

13 noviembre 2009

Me llamo Olimpo VIII



VIII


Para que construyera sueños
me llamaron Olimpo,
para que desatara las cuerdas
de la lengua
y soltara frente a todos
las flores de mis viejos,
para que nunca me callara
me pusieron la sangre
desde el nombre.
Me llamaron Olimpo.
Válgales la palabreja.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

12 noviembre 2009

.. en Blogs. La Conversación 09 (II)


Ayer fue la mesa de Blog y nostalgia, más o menos esto es lo que conté.


La invención de los blogs.
Por y para Alejandro Aura.
México D.F., 11nov09



Los blogs, en particular el de Alejandro y el mío que son de los que voy a hablar, son como “La invención de Morel”, esa extraña novela de Bioy Casares.
La leí hace algunos años, extraña insisto no encuentro mejor palabra para definirla. No me gustó, me inquietó, no entendí, en fin así sucede a veces. Después, en dos ocasiones se volvió a cruzar en mi camino, en un corto basado en esa historia y en la opinión de Pablo Aura (cineasta), y la lectura inicial se fue transformando.
Lo curioso es que cuando me invitaron a participar en este evento, con la pregunta ¿a dónde van nuestros bits una vez que dejamos este mundo?, comenzó a tomar fuerza la novela y obedecí el impulso de leerla de nuevo.

Un fugitivo, el narrador de la historia, llega a una isla y allá puede vivir y revivir una semana de la vida de un grupo de desconocidos. Descubrimos poco a poco que Morel grabó esas imágenes de sí mismo y de sus amigos, y que su invento reproducirá eternamente esa semana, gracias a la fuerza de las mareas. Y es la mirada del fugitivo la que hace que esos personajes sigan vivos eternamente. Poco a poco también sabemos que esa fue la última semana de vida de Morel, de Faustine y de todos.

Y esta es la analogía entre esa máquina y estos blogs: La isla es Internet; la máquina de Morel es el blog de Alejandro; mi blog crea el efecto de las mareas: encontrar a Alejandro en su blog y en otros lugares; el fugitivo que llega a esa isla es el lector. Su mirada al blog da vida al autor, que vivirá mientras existan lectores.

Ese fugitivo se enamora de Faustine, como puede sucederle a los lectores con los textos de Alejandro, y acaba la novela con esta petición: “Al hombre que, basándose en este informe, invente una máquina capaz de reunir las presencias disgregadas, haré una súplica: Búsquenos a Faustine y a mí, hágame entrar en el cielo de la conciencia de Faustine. Será un acto piadoso.”
Ese es la máquina en Internet que también yo deseo, la que nos haga entrar en el cielo de la conciencia de quien amamos.

11 noviembre 2009

Me llamo Olimpo VII



VII


Pies de mármol,
la niña se pasea.

Soy un gigante a medias,
la niña se pasea.

Crecerá y será mujer,
la niña se pasea.

Con sus pesados pies de mármol,
la niña se pasea.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

10 noviembre 2009

.. en Blogs. La Conversación 09


Me invitaron hace unos meses a participar en este evento sobre blogs que organiza la Universidad Politécnica de Madrid. Dije que probablemente estaría en México y me dijeron que no importaba que podía hacerlo por vídeo conferencia. Así que mañana estaré aquí y allá, a las once de la mañana del D.F. que serán las seis de la tarde de Madrid.

Para saber de qué trata visitad su blog:
Blogs. La conversación 09

En Europapress, dijeron.

Yo participaré en esta mesa: "Blogs y Nostalgia". Hablaré del blog de Alejandro Aura y de éste, que son las caras de una moneda.

El programa completo

Para seguir el evento por internet: picad aquí: Blogs. La conversación 09

Creo que es todo, ya os contaré.

09 noviembre 2009

.. en Querétaro: La Fábrica (II)


De las presentaciones de los libros acontecidas en octubre recuerdo muy gratos momentos.


El cuento "Por unos zapatos rojos de mujer" de "Cuentos y ultramarinos" lo escribió Alejandro para un concurso convocado por una firma de zapatos en España. Era un cuento especial para él, por eso ocupa el primer lugar. Después de leer y releer este libro, me di cuenta de la estrecha relación con: "Los baños de Celeste". Son dos caras de una moneda, maneja los mismos elementos: seducción, intriga, derrota, muerte, el cumplimiento del destino; pero han pasado más de treinta años por el hombre que protagoniza uno y otro cuento y eso da una vuelta de tuerca a la historia.

En Querétaro, Alonso Barrera llevó a la escena de La fábrica este cuento. Y voy a intentar contaros cómo:

  • La voz de Carlos Bracho en la oscuridad llenaba todos nuestros sentidos, mientras un haz de luz iluminaba con la intensidad de la historia esos zapatos rojos:

  • El silencio dio pasó a la música de danzón y apareció en escena la dueña de esos zapatos rojos que nos habían hipnotizado, caí rendida como el protagonista ante aquella danza:

Fernanda González en "Por unos zapatos rojos de mujer"


Quiero compartir ese danzón y el texto:

DANZÓN #2

Arturo Márquez

Versión orquesta Simón Bolivar, dirigida por Gustavo Dudamel:




POR UNOS ZAPATOS ROJOS DE MUJER

Alejandro Aura


Estoy en esta habitación desde que perdí completamente las fuerzas y quedé como queda un costal de papas, arrumbado e inmóvil, incapaz siquiera de acomodarme para evitar que ciertos músculos, que ya no siento, se me entumezcan y acaben atrofiándose del todo, aunque no tengo por qué pensar que no lo están ya sin remisión posible desde no sé cuándo… Ahí suenan otra vez, vuelvo a oírlos, para mi tormento, en el piso de arriba caminando de un lado para otro; si los conoceré… Pero saber desde hace cuánto tiempo estoy aquí es imposible, perdí la noción, junto con las fuerzas, y supongo que con la vista, porque ya todo es absolutamente negro, no puedo discernir si porque la habitación está completamente cerrada y a oscuras o porque es noche o por lo que más sospecho: que no volveré a ver la luz… Oigo esos pasos que me han arrebatado ya todo lo que alguna vez tuve de cordura y repiten su taconeo de un lado para otro, ahora lentos, ahora precipitados, sin que parezca haber un ritmo previamente establecido… Y supongo que como ya no tengo funciones vitales propiamente dichas, si acaso me late el corazón es en su fase mínima, última, antes de apagarse por completo en el olvido que será la solución definitiva para mí, el único bálsamo que espero… Ahora van rápido, como si estuviera precipitadamente buscando cualquier cosa en la habitación, de un lado para otro, y de pronto parece que se detuvieran frente a algo, quizás frente al espejo en el que ella se mira sin poderse imaginar el mal que ha hecho, aunque lo hizo como si fuera una manera natural de ser; parece que sus pies ya sólo tuvieran pequeños acomodos o imperceptibles movimientos nerviosos… Pero esto que padecí debe tener algún origen que está más allá de lo que imaginé en un principio, e incluso de lo que ella pudo suponer, cuando vi aquellos zapatos tan rojos que me pareció imposible que dentro de ellos estuvieran unos pies normales de mujer, y debo tratar de decirlo ahora, no ya para buscar algún conjuro impensable que me salvara de lo que no se pudo evitar sino al menos para que las palabras se ubiquen en el espacio de este cuarto y alguna vez, cuando me hayan sacado de aquí y haya otro huésped, cumplan su fantasmal designo de volver a sonar ante alguien que se pueda asombrar de lo que está escuchando… Allí, allí, allí están otra vez moviéndose con taconeo imprevisible, machacando mi sentido auditivo, que conservo como una maldición, y haciendo con cada golpe un agujero en la superficie de mi ánimo… Me dejé arrebatar, si es que así puede decirse cuando uno se refiere a un cataclismo, por el irresistible color y por la forma clásica y perfecta de unos zapatos rojos de tacón alto y puse en el tapete todas mis potencias, toda mi capacidad de juego, mi astucia de viejo seductor; mi resto, pues. Antes de ponderar la arquitectura sostenida por aquellos cimientos yo ya había entregado la plaza y rendido toda posibilidad de defensa… Así como ahora, que los estoy oyendo machacar el último aliento que de mi quedó, han estado desde que di mi brazo a torcer conociendo el riesgo; con esa misma pertinacia con que parecen estar moliendo las últimas semillas de mis despojos en el mortero del piso superior, aunque quizás sólo esté preparándose para salir a su trabajo, como todos los días… Y cuando me fui fijando de abajo hacia arriba en lo que venía, en lo que aquella malévola planta brutalmente roja producía como una construcción que proviniera toda de semejante base, me quedé alelado, decir que perdí el aliento es nada, puedo decir que perdí todos los alientos junto con todos los pulsos y todo latido posible, ante las palpitaciones más intensas y definitivas que llegué a imaginar jamás que se podrían sentir, el preámbulo de la trombosis, el estallido del aneurisma, la voz del síncope en mi oído. Me puse en el lugar de ese calzado en un esfuerzo sobrehumano, con tal de poder apreciar la magnitud excelsa de aquella construcción catedralicia, de poder atisbar desde la altura de un zapato lo que hay en la persona humana, si es que humana puede llamarse esa criatura y no ficción divina o cualquier otro tropo del lenguaje que la defina como intangible y celeste, tal como será ya siempre para mí. Yo no tuve recato, cuando oí los golpeteos de aquellos tacones en el piso y bajando la escalera, en ponerme al nivel de sus plantas como un creyente que se prosterna ante su divinidad para adorarla. Vamos, la trabajé, le pedí permiso, la convencí, la seduje si es que se pueden trastocar a tal grado los términos y la bala decir que arrojó hacia atrás al rifle o el horizonte presumir de que lanzó al sol al otro lado. Y el altar, el ara magnífica en donde comencé mi devoción, cuando por fin ella aceptó entrar a este cuarto, luego de muchos remilgos que vencí sin detenerme en nada, fueron esas naves de una piel más roja que la sangre manchando una blanca tela de seda, como la grana brutalmente masacrada sobre la nívea piel de una princesa, en las que bogaba segura de sí misma la diosa que me ha destrozado; yo en el piso, sí, con su permiso y entre risas, pero lo más terrible de todo era que trataba yo desesperadamente de alejar de mí la idea de que al fin y al cabo se trataba sólo de unos zapatos de fabricación humana, de unas piezas que poco a poco se fueron haciendo en un taller en el que las manos de alguien se aplicaron a cortar, pegar, clavar, coser, hormar, ensamblar materiales para fabricar lo que acabó siendo no digo que un par de zapatos sino el pedestal mágico sobre el que se asentó mi destrucción, el aniquilamiento por el que llegué sin remedio a este estado de postración total y última. Ah, ¿en qué fragua demoníaca se cocieron las sustancias alquímicas que dieron por resultado el tinte con que un esbirro del amo de las tinieblas coloró la piel curtida con que se fabricaron estos encendidos instrumentos de tortura con el capillo ligeramente abombado? ¿Por qué tuvieron que ser hechos de ese tono de rojo precisamente, habiendo tantos matices y tantos accidentes que pueden alterar el resultado final de una coloración cualquiera? ¿Por qué de ese rojo brutal que me obnubiló completamente en cuanto lo vi contrastar con la blancura de su pie y la marmórea perfección de aquella pantorrilla y me hizo perder los estribos de la conciencia, la sensatez, el instinto de conservación, cuando comprendí que ese color era exactamente el color rojo con que se coloró la pasión en el momento en que fue inventada y puse allí mis labios una y otra vez? Y lo peor fue que ella aceptó la inusualidad de mi pedimento, no sé si por curiosidad, por perversión infantil o porque se imaginaba que se trataría sólo de un juego del que saldríamos los dos con las mejillas encendidas y las cabelleras descompuestas. Ya sé que con esto terminan todas mis desdichas, pero qué diera por poder evocar a plenitud, incluida la del máximo gozo, el momento en que la vi completamente arriba de mí, con el pie sobre mi cara, cuando aceptó muriéndose de risa por mis rarezas, poner la punta del pie en mi frente y el tacón justamente en mi boca oficiando de embudo por el que se destiló todo el elíxir que provocó mi postración definitiva. Yo iba sin ningún titubeo al cumplimiento de mi destino desde el momento en que vi primero aquellos zapatos y cuando pude trabajosamente desprender de ellos la mirada y elevarla, la vi a ella, pero no de golpe, no como se ve a una persona frente a uno, sino en un lentísimo recorrido desde los pies hacia arriba hasta encontrarme con su cara sonriente y pícara que me dijo, ¿te gustan?, me hacen juego ¿verdad? mirando con malicia los rojos botoncillos de sus pechos. Y no puedo decir que mi asombro fuera menor al de Boticelli en el momento de vislumbrar a Venus saliendo de la blanca espuma sólo para que él, el maestro, la pintara. Seguramente pensó que me quedé dormido y caminando sobre las puntas de los pies se fue cerrando la puerta con cuidado de no hacer ruido, pero yo, sin poder moverme desde ese momento, vi flotar los tacones en una última visión perturbadora antes de que todo se volviera negro y comprendí que ya no podría recuperarme, que había disfrutado lo más que está permitido a los seres humanos y que tenía que comenzar a pagarlo; lo que nunca pensé es que seguiría oyendo, no sé si por los siglos de los siglos, el taconeo de esos zapatos rojos de mujer en el piso de arriba…

08 noviembre 2009

Me llamo Olimpo VI



VI


Un árbol,
un estoico árbol en la calle,
un frondoso pirul lleno de humo.

Mi pequeña azalea
ha dado su primera flor
bien roja.

Yo que sé,
yo lo que estoy mirando
allí plantada
es mi tristeza de capitalino.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:


NOTA: Poema no incluido en "PoesÌa 1963-1993" Alejandro Aura

07 noviembre 2009

Me llamo Olimpo V



V


Me llamo Olimpo,
me llamo vegetal,
augurio,
pelos, cárceles, zapatos,
cajones de naranjas, lábaro,
caudillo, prisionero,
y me apellida el viento.
Vine a enderezar
los rayos de la luz
de los decires.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

06 noviembre 2009

.. en La Casa Nacional del Estudiante


La aventura comenzó en Apatzingan, donde conocí a dos estudiantes que residen en esta casa y que me invitaron a presentar los libros "Cuentos y ultramarinos" y "El aura de Alejandro".

Todavía mastico la experiencia vivida en ese espacio que considero pertenece más al México profundo de Bonfil Batalla que al imaginario por el que habitualmente me paseo. Son realidades y contrastes de este país que mi comprensión no alcanza y que me fascinan.

Un edificio perfecto para que la imaginación construya historias, ubicado entre miles de puestos con millones de objetos que invaden las vías públicas y parecen treparse por las hermosas fachadas del pasado. Un entramado de vendedores ambulantes que empujan sus carritos, entre un gentío que se fascina, supongo, tanto con el colorido, como con los precios asequibles a su bolsillo, y nuestro coche lentamente atravesando ese túnel de ilusiones ficticias, de consumo con nombre propio: La Lagunilla, Tepito.

Se nos abrió el inmenso portón de madera y entramos a un remanso de paz, a la decadencia gritada en cada uno de sus rincones, a la magia octogonal del patio central (preparado para el evento) que asciende hasta el cielo de cristal, y que muestra las tres plantas del edificio, barandillas para asomarse a la actividad cultural.

Los jóvenes que viven, que cuidan, esa giganta casa, fueron ocupando las sillas. El frío nos acompañó toda la velada y la penumbra nos envolvía a todos, una lámpara sobre la mesa iluminaba los textos. Se leyeron poemas y prosas, se platicó, se fueron vaciando las sillas; acabamos escuchando una guitarra española y los sones michoacanos y zapateando para sacudirnos el frío.

Sólo hubo un nombre propio: Alejandro Aura, los demás nos fuimos haciendo borrosos. Al salir solo quedaba la estructura metálica del consumo y la noche casi desierta.

05 noviembre 2009

Me llamo Olimpo IV



IV


Alma mía, alma mía,
responde:
¿qué cosa les está pasando
a los muchachos,
que están queriendo
volverse
puro amor?



Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

04 noviembre 2009

.. en una librería de viejo

Siempre que recorro la calle Miguel Ángel de Quevedo, en Coyoacán, me llaman la atención sus enormes librerías de viejo, llenas de libros y vacías de personas.
Ayer entré una vez más en una de ellas, y me dirigí en poesía a la A de Aura, y encontré dos ejemplares: "Tambor interno" y "Cinco veces la flor", que me regalé.
El segundo incluía esta dedicatoria:



Y al rato me di cuenta de que es el único libro que tengo con la firma de Alejandro, gracias a un tal Miguel Ángel.

03 noviembre 2009

Me llamo Olimpo III



III


Vine para ver
y estoy mirando.
Guardo la ciudad, sus habitantes,
el que se divierte y el que no,
el que abusa y el que no tiene horizonte,
el sucio y el disimulado.
Vine para ver,
soy ojos.
Controlo, como voy pudiendo,
la miopía.



Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:



NOTA: Diferente verso. El tercer verso es "La ciudad, sus habitantes," en "PoesÌa 1963-1993"-Alejandro Aura.

02 noviembre 2009

.. en los altares de muertos



Hace dos años andábamos por aquí y esto es lo que escribió Alejandro sobre esta fiesta mexicana: Día de muertos y halloween

Ayer nos invitó María Cortina a visitar su altar de muertos, hice fotos y fotos para poder traerlo aquí hoy, lo más completo posible, acercándome para saborearlo, alejándome para poder verlo. La verdad, María daban ganas de quedarse. Gracias.



Y hoy me llegaron fotos del altar en Madrid, de Rosa, de Paolo,..:



Y así va pasando el tiempo.

01 noviembre 2009

Me llamo Olimpo II



II


Quién me protegerá del infortunio.
Mis arqueadas cejas
tiran a cueva de resentimientos.
El gusto de mi boca
aunque apunta el asombro
tiende más bien
a la redondez inexpresiva del vacío.
Seré la máscara de incógnito
que portará un dios
en la próxima fiesta
de la destrucción del mundo.
¿Quién me protegerá de la intuición?



Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:



NOTA: Diferente verso. El último verso "¿Quién me protegerá de la intuición?" no aparece en "PoesÌa 1963-1993"-Alejandro Aura.