31 marzo 2010

.. en la Semana Santa, en el DF



Me cuentan, y estoy viviendo, que es igual que en Madrid, que la ciudad se vacía, que todos (los que pueden) buscan un destino donde pasar estas minivacaciones. También que se pone triste la semana y llueve. Y, por supuesto, la presencia de la luna llena.



En el blog los visitantes disminuyen y Alejandro lo acusaba y lo describía. Elijo la entrada que publicó justo hace tres años:

El arcano de Moaa

Que coincide con la publicación de su poema Despedida. Poema escrito hacia febrero de 2006, siete meses después del diagnóstico de cáncer. Y que ya tiene su propia órbita en el universo de internet.

30 marzo 2010

La Balada del Príncipe Rojo: VII


LA BALADA DEL PRíNCIPE ROJO


VII

–Cómo ser hoja y ser hormiga y no ser nadie
cómo carajos ser escapulario,
ser bota y ser baldosa;
ser azúcar, cómo, para el fuego;
una flor, una flor, una flor, ¿cómo?


Escúchalo en voz de María Aura:

29 marzo 2010

.. en la sonrisa de mi fotografía



Hacía tiempo que quería contar, y estaba esperando a que llegara su aniversario, de la foto que elegí para mi perfil en este blog, intencionadamente borrosa, intencionadamente feliz.

La tomó Valentina Siniego la noche de Max Estrella que se celebra en Madrid los 26 de marzo, una serie de estaciones siguiendo los pasos de ese personaje de Valle Inclán. Era el año 2002, había invitado el Círculo de Bellas Artes al director del Instituto de México en España (IME) a participar. Él me leyó el texto y me dijo:

- ¿No crees que es una babosada?, ¿se lo tomarán bien?, nadaba Alejandro entre su respeto-aberración a lo académico y su no manejar aún lo español.
- Por supuesto, te aseguro que les encantará lo ligero, ese anédocta de Valle-Inclán que no creo que nadie conozca.

Caminamos junto a Alfonso Guerra que leyó en la estación previa, y dio el testigo a Alejandro. Fue un éxito, el texto y la excelente lectura de Alejandro, que se incrementó cuando comenzaron a circular vasitos de tequila entre el público que ya estaba en la penúltima estación del recorrido. Es el momento que recoge la foto:



Agradezco que Valentina fotografiara mi felicidad. Valle Inclán, Alfonso Guerra y Alejandro Aura reunidos en una noche, ¿se puede pedir más?.




V NOCHE DE MAX ESTRELLA, ESCAPADA A MÉXICO.
Por Alejandro Aura


Me cuenta el poeta Eduardo Vázquez Martín una anécdota de Valle Inclán que me entusiasma para transmitírsela a ustedes en este peregrino ejercicio de la V Noche de Max Estrella, organizada por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, y corro a buscar en los libros la certificación, que por supuesto no existe. Pero como la anécdota es luminosa, se las cuento: Valle Inclán se encuentra en México, probablemente en las Fiestas del Centenario, con el mexicano José Juan Tablada que, siguiendo las búsquedas de los franceses y sus reminiscencias orientales, incursiona en los paraísos artificiales, e introduce al gallego en el preciosismo imaginativo de la mariguana, a la que tanto chiste le encuentra que en su viaje de regreso a España rellena un colchón con la creativa yerba y duerme sobre ella durante la travesía del Atlántico sin que la aduana, que entonces no se fijaba en esas minucias, impidiera el ingreso a España del alucinante colchón que abasteció de risas, libertades y metáforas a don Ramón y a muchos otros escritores de la época, amigos suyos, durante un buen tiempo; para que se vea cómo las influencias literarias cogen caminos ineluctables.
Pero las fechas no coinciden; en 1893 estuvo por primera vez Valle-Inclán en México durante un año, y aunque según Guillermo Sheridan regresó como invitado especial a las Fiestas del Centenario, según Luis Mario Schneider sólo volvió a la ciudad de México en 1921; en todo caso, en ese año, don Ramón declara al diario El Universal: "Debo a México, indirectamente, mi carrera literaria... Mis padres allá en España querían que yo me recibiese de abogado... esa carrera espantosa a la cual no tenía ninguna inclinación... Me trasladé a México con el dinero que me dieron para recibirme y aquí empecé a seguir mi propio camino, es decir, el literario, no sin antes haber pasado por algunas vacilaciones, ya que solicitaba también muy poderosamente a mi espíritu la carrera de las armas."
Qué mejor motivo para esta estación del Madrid de Max Estrella que recalar en el Salón México, en la embajada del país que tan útil fue, según sus propias palabras y las anécdotas de los amigos, a la vida y a la obra de don Ramón del Valle-Inclán y muy posiblemente a buena parte de la literatura española de su generación. Gracias por acompañarnos.

28 marzo 2010

La Balada del Príncipe Rojo: VI


LA BALADA DEL PRíNCIPE ROJO

VI

(Ella mordisqueaba un pan
largo como una calle
y paraba a los muchachos.
Tú me darás dolor para esta noche,
llevaba un saco verde
y unas botas
y buscaba algún hombre
con desgano;
sí, tú me darás dolor para esta noche;
él se adelantaba un poco
y no veía;
era flaco y soez en el silencio
y solo.)
Tú me darás dolor para esta noche
para que mi alma pueda llorar tranquila.


Escúchalo en voz de María Aura:

27 marzo 2010

.. en Ulises recorre México (26 a 30)



La sexta y última entrega semanal.

Capítulo 26:
Capítulo 27:
Capítulo 28:
Capítulo 29:
Capítulo 30:

He de confesar que se me saltaron las lágrimas en el último capítulo, así que volví a empezar.

26 marzo 2010

La Balada del Príncipe Rojo: V


LA BALADA DEL PRíNCIPE ROJO

V

–Y respirando a pulmón abierto viene;
yo lo siento también,
alcanfor y pino y flores
y una altura de pájaros
para mirar muy amplio
una montaña dura;
yo la he visto, yo la he visto;
y arriba viene el verso.


Escúchalo en voz de María Aura:

25 marzo 2010

.. en esa manzana que vivía en el frutero



La manzana roja y oronda estuvo en el frutero desde que Hermelinda la trajo de Tepoztlán, Prefiero no calcular los días que han pasado, a juzgar por la invariabilidad de la fruta se diría que pocos, pero esa visita fue en febrero, sin duda. Hoy por fin decidí hincarle el diente a su rojiza redondez, y que sabor a nada, que desagradable textura. La arrojé a la basura, y me acordé de este poema de Alejandro:

Mensaje del Paraíso

Yo también elijo que sea evidente el paso del tiempo, brindo por las arrugas y no esquivo la muerte.