Siempre que recorro la calle Miguel Ángel de Quevedo, en Coyoacán, me llaman la atención sus enormes librerías de viejo, llenas de libros y vacías de personas.
Ayer entré una vez más en una de ellas, y me dirigí en poesía a la A de Aura, y encontré dos ejemplares: "Tambor interno" y "Cinco veces la flor", que me regalé.
El segundo incluía esta dedicatoria:
Y al rato me di cuenta de que es el único libro que tengo con la firma de Alejandro, gracias a un tal Miguel Ángel.
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