Sistema que Alejandro inventó para que no decayeran los lectores y que contó en su blog: Crecimiento inesperado. El equivalente a apostarse en la puerta de "El hijo del Cuervo" e invitar a los transeúntes a que entraran, me han contado que hacía.
El que yo he enviado es te fin de semana ha sido:
ASUNTO: Mes de julio, antes de partir para México
Voy a pasar un número indeterminado de días en México.
Y voy con la idea de presentar los libros “El aura de Alejandro” y "Cuentos y ultramarinos", de Alejandro Aura, en algunos estados: Colima, Querétaro, San Luis, Zacatecas, quizá México D.F.. Todavía no hay programas cerrados, así que me moveré en la indefinición.
Cuando las fechas y los lugares queden fijados lo contaré en el blog, que continúo escribiendo: encontrando a alejandro
Su palabras y su voz siguen presentes en su blog: www.alejandroaura.com
Y voy con la idea de presentar los libros “El aura de Alejandro” y "Cuentos y ultramarinos", de Alejandro Aura, en algunos estados: Colima, Querétaro, San Luis, Zacatecas, quizá México D.F.. Todavía no hay programas cerrados, así que me moveré en la indefinición.
Cuando las fechas y los lugares queden fijados lo contaré en el blog, que continúo escribiendo: encontrando a alejandro
Su palabras y su voz siguen presentes en su blog: www.alejandroaura.com
Me gusta mandar uno al mes, para recordar que aquí sigue el blog, día a día, como un río. Y sí da resultados, no solo aumenta el contador de visitas, además recibo respuestas (suele haber más de cincuenta) que no paran de sorprenderme y de reconfortarme: cálidas, entrañables, solidarias, animosas; que traen propuestas, invitaciones, encuentros, felicitaciones, admiración.
Y en cada eslabón del proceso recuerdo a Alejandro, especialmente en la alegría que le producía la comunicación con los otros, con los de acá con los de allá, ya no había barreras con Internet; le inyectaban vida, los lectores.
Esto escribió hace casi un año:
26jul08
Y otra cosa: estamos a punto de contar cien mil entradas, y eso es un montón. Nunca me imaginé cuando comenzamos a hacerlo que conseguiríamos semejante atención. ¡Cien mil veces unos ojos lectores se han detenido en lo que voy escribiendo! Sorprendido y agradecido. Y mucho, porque aunque es cierto que lo hemos currado (taloneado, sería lo más cercano) sin un conjunto de factores de afecto, antes que nada, y de interés en lo que escribo, no se podría imaginar la constancia de los lectores. Todavía faltan cinco mil y no hay que echar las campanas a vuelo, pero se me ocurrió el tema porque pasé por el cuentaovejas (o como le quieran llamar a la cifra que se va moviendo a la derecha de la pantalla cada vez que entra una visita) y sentí bonito.
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