
No sé en que rincón apareció, es una de esas tarjetas blancas del tamaño de una mano, que Alejandro llevaba encima para anotar y arrancar del olvido un poema, un nombre, un teléfono, una cita.
La peculiaridad del manuscrito es que difiere en una palabra del poema publicado, que tituló: "Triángulo"
Milagros: creo que a aquellos que nos gusta escribir (¡y más si somos obsesivos!)sabemos cómo empieza un texto, pero nunca cómo termina. Saludos desde México.
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