Ayer tuvimos un pedacito de Zacatecas en Madrid. Se presentó el libro “Los Sabores de la Tierra. Raíces y Tradiciones de la Comida Zacatecana”. Una sabrosa charla precedió a una deliciosa comida.
Todo me traía a Alejandro, todo. Pero fue el mezcal zacatecano el protagonista, el olor, profundo hasta las profundidades del alma, el sabor que se expande por todos los sentidos.
Todavía quedan en casa unos ocho litros del mezcal que Pablo nos trajo hace ahora un año, vino cargado con cuatro bidones de cinco litros cada uno, que previamente había comprado Fernando en Saldaña, en la mera frontera de Zacatecas y San Luis. Allá donde Alejandro y yo parábamos siempre a llenar las alforjas para España.
Ese mezcal era uno de los placeres de Alejandro. Después de dos semanas sin beber por el tratamiento de quimio, su primer sorbo era espiritual. Se acercaba el vaso a los labios, cerraba los ojos, lo paladeaba, una profunda inspiración, y regresaba para decir: ¡qué delicia!. Quizá hasta anticancerígeno sea, bromeábamos, tendrán que investigarlo.
Pero al final ya no, ni eso podía. Busco mezcal en su blog, y aparece tanto el disfrute como el dolor de no poderlo ya tomar.
Carla me envió estas fotografías que nos permiten compartir el día de ayer:
El Universal
El Sendero del Peje
NtrZacatecas
Que afortunada eres, querida Milagros, de poder atesorar recuerdos de un hombre maravilloso que se niega, para fortuna nuestra, a abandonarnos del todo
ResponderEliminarOtro momento más de y para Alejandro, parece que, de repente, todo llevara a su recuerdo. ¿Quien es el autor del libro?
ResponderEliminarUn saludo
Que gusto, que los sabores tan especiales de Zacatecas sean degustados por aquellas tierras...
ResponderEliminarMi madre zacatecana tenia una sazón extraordinaria y nos preparaba unos huchales deliciosos para época de semana santa...
Es mágico y me trae tantos recuerdos del tiempo en que viví en Zacatecas... quizá parte de esa magia fue la que encanto a Alejandro Aura...