30 septiembre 2009

Teoría



TEORÍA


Poco antes del pasado,
hace ya mucho tiempo,
una mujer se descubrió
los senos
y fundó sobre ellos
-mármol y alabastro,
línea, locura y foto-
la humanidad
que en mis adentros,
telúrica y celeste,
se estremece.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

NOTA: Poema no incluido en "Poesía 1963-1993" Alejandro Aura

29 septiembre 2009

.. en Oaxaca en 2007

Por estas fechas, finales de septiembre, andábamos en México, con la presentación en diferentes lugares del último libro de poesía "Se está tan bien aquí".

Habíamos llegado el día 21 al DF y desde el aeropuerto la tos se hizo compañera inseparable de Alejandro. El viaje por carretera a Oaxaca fue interminable, el coche hacía extraños ruidos, cayó una tromba de agua que parecía iba a deshacer la interminable sierra que estábamos atravesando. Alejandro llegó agotado, eran las seis, comimos y a las ocho era la presentación. Y, como por arte de magia, al comenzar le desapareció la tos, el cansacio, se transformó, era otro. Confieso mi perplejidad ante algo que se repitió una y otra vez en esos casi dos meses que por allá anduvimos. Yo cargaba mi grabadorcita y mi cámara de fotos, aparatos imprescindibles para reconstruir el pasado, cuánto les agradezco.

El otro día volví a escuchar esta grabación, confieso que me sorprendieron sus palabras, las había olvidado, pero no había olvidado la felicidad que yo sentía al verle en su mero mole, en su salsa. Fue un día especial.

Aquí va el inicio, la presentación la hizo Ernesto Lumbreras, y dio la palabra a Alejandro:

Escúchalo:

Como ya tenía su blog, todos los detalles los fue contando día a día:

21sep: A vista de los dioses
22sep: Después del viaje
28sep: Aura en Oaxaca y Toledo
29sep: Tos

Álbum de fotos, Oaxaca del 27 al 29 de septiembre, de 2007:




28 septiembre 2009

Sibarita



SIBARITA


Me lavaré los pies
en agua perfumada
con hojas de naranjo
mientras pienso,
desidioso,
el nombre
de mi próxima batalla.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

27 septiembre 2009

.. en el adiós a Carlos Aladro


Ya todas las muertes me hablan de ti.

La noticia me llegó porque me tenía que llegar. Salió en El País veintidós días después de que sucedió:

Carlos Aladro Durán, una eminencia en teatro infantil

Es decir, Carlos Aladro se fue como vivió más de la mitad de su vida, apartado del mundo, en el silencio del anonimato. Y en ese periodo se convirtió en mi cuñado, hace unos veinte años. Me mostró el mundo del teatro, de la noche, de lo no establecido, del desorden y un poco la locura. En fin, fue mi salida al mundo, mi primer maestro fuera de las aulas.

Pensaba en un reencuentro y desechaba la idea, y volvía a pensar y desechar. Ahora la muerte ha puesto el punto final. Hasta siempre, Carlos.

Este es el “Títere para un Ángel de Swedenborg” que me regaló, fechado en mayo del 1992:

Y me reafirmo en mi conclusión: la muerte de los otros obliga a reconstruirse.

26 septiembre 2009

Profesión de fe



PROFESIóN DE FE


Me toca vivir
en prosa
siendo tan adicto
a la poesía.

Por razones
que no vienen al caso,
definitivamente
me rebelo.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

25 septiembre 2009

.. en este día deslavazado


Así fue hoy el día, deslavazado, inconexo. Por más vueltas que le di, el final no fue diferente del inicio. Así hay días, me dije.

Y me fui al blog de Alejandro a ver que escribió en un día como hoy, del 2007, algo que me ayudara a componer el día antes de dormirme y lo encontré. Volví a constatar su naturaleza infinita, inagotable, encontré nuevos significados de lo que ya había leído, vivido con él, hastas mis fotos en Indianilla de aquel día me resultaron novedosas:

Llegas y lo primero que te encuentras son unas esculturas de Leonora Carrington en la calle, que si te dejas llevar te llevan a un mundo en el que los monstruos no son sino parte de la naturaleza, una naturaleza más acogedora e inclusiva que nuestros prejuicios.


Y en este desorden de día no dejé de pensar en que era el cumpleaños de María, y me acerqué a facebook para ver esta foto de los dos que me deleita, y hasta volví a oír en el aire unas "Mañanitas" tantas veces escuchadas:

María y Alejandro Aura hace unos cuantos años

24 septiembre 2009

Aleluya



ALELUYA


Gloria
al hombre
en las alturas
de sus monumentos
y paz
en la tierra
a los poetas de
buena voluntad.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:


23 septiembre 2009

.. en la lectura de El Quijote (II)



Este es el segundo capítulo que grabó Alejandro de esta magnífica obra. Como ya conté tenía la quijotesca idea de grabar él solo toda la novela. No le dio el tiempo de vida.

Aquí va el capítulo XXII de la primera parte de El Ingenioso Hidalgo:

Escúchalo:



Así hubiera sido la portada del CD:



22 septiembre 2009

Epopeya



EPOPEYA


Me utilizarán,
dirán que yo canté
sus pasos,
me harán vidente,
usarán mis sinrazones
para avalar sus
tiranías,
me acomodarán a sus partidos
y perdonarán y
justificarán mis faltas
como cosas propias
de mi tiempo,
de la edad de los humos
de colores,
y yo,
desde mi más allá,
pernoctaré en las almas
de los buenos
aconsejándoles, susurrante, el mal,
la rebelión,
mi ruina.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:


21 septiembre 2009

.. en los homenajes del 2008 (VI)


En este texto que Andrés González Pagés leyó en el homenaje de Zacatecas, aporta una pieza imprescindible para construir a Alejandro Aura: los primeros poemas publicados en la hoja literaria Búsqueda allá por el año 1963. Cuatro poemas que escuché por primera vez ese día y que veo no están recogidos en la antología de 1963-1993 ¡Tendré que tenerlos presentes para la obra completa!

Este texto se publicó en la revista Dos filos como ya conté.

Gracias Andrés por el texto; y por vuestra larga amistad, a ti y a Olivia.

La locomotora de Alejandro

Un muchacho delgadito se detiene a media cafetería repleta de parroquianos y busca, entre las nubes de humo de distintas marcas y olores, hasta detener los ojos en la mesa donde otros tres o cuatro jóvenes leen en libros abiertos o escriben en libretas de igual modo dispuestas. Se acerca y les pregunta si son ellos quienes están publicando obra literaria a gente nueva. Al recibir la respuesta afirmativa, pregunta ahora cuál es el requisito para que le publiquen a alguien; y al oír que basta con presentar la obra y permitir que se discuta entre los miembros del grupo, con la propia presencia del autor, saca del bolsillo una hoja que desdobla y les muestra. Después de las obligadas presentaciones, alguno de los del grupo lo invita a sentarse, o a acercarse una silla de otra mesa, para que comience la lectura. El texto que el joven ha presentado es el siguiente poema en verso:

Por los horizontes del sueño navega mi pensamiento
y mi carne pesadilla no despierta.
Sola,
irritada,
desnuda,
mi presencia material se agita
en un pesado milenario sueño
en el que sólo hay Dios
y siempre hay eco.
Un sueño casi heredado de mi especie,
en el que la muerte sólo es cambiar de tiempo.
Un sueño transparente de cristal de roca.
Despierto paradójico;
sueño de arcoíris eterno,
indisoluble.
Cárcel de jardín con perfumadas flores venenosas
que no matan nunca, sino adormecen.
Un sueño mentido, infecundo, cubierto de mariposas muertas.
Sueño de hadas mutiladas;
de fantasmas,
de cirios,
de muchedumbre de manos descarnadas, unidas,
disfrazándose de rosas las falanges.

Y mi carne, material para la muerte, no la encuentro.
¿De qué ángeles muertos me fabricaste, Madre;
que no encuentro mi carne?
¿De qué sueños,
de qué luces de estrellas,
de qué dioses estoy hecho, Madre;
que busco y busco mi cuerpo y no lo encuentro?


Como lo que más les interesaba a los editores era que las obras a publicar no incluyeran insultos directos al gobierno, que les había ofrecido patrocinarles algunas actividades culturales paralelas, el poema de Alejandro Aura, porque se trataba de Alejandro Aura, le fue aceptado para incluirse en la siguiente entrega de la hoja literaria Búsqueda, o sea el número 3, del 30 de junio de 1963.

Esto no quiere decir que en aquel grupo no se hiciera una valoración crítica de los trabajos que se recibían para publicarse; sólo que sus miembros estaban ante todo conscientes de su condición de recién iniciados en la maravilla de poetizar, con las obvias limitaciones teóricas y vivenciales; pero, por otra parte, lo estaban de su papel de promotores de nuevas voces que a la sazón difícilmente podían mostrarse ya luminosas aun en caso de que ellos hubiesen ostentado la preparación y la sensibilidad necesarias para aquilatar tales luces. Los “Cafés literarios de la juventud” eran, pues, un taller literario en el que se discutían las obras de los integrantes del grupo, y esta discusión, al paso de los meses, fue subiendo de nivel como consecuencia del estudio y la adquisición del oficio, incluso ya en otras publicaciones, pues la hoja Búsqueda fue cancelada luego del número 8 por falta de recursos.

Carmen Boullosa se refiere a este primer poema de Alejandro en la cuarta de forros del libro La patria vieja, de 1986, y en cuanto a lo que se lee en esa contraportada, por lo demás bonita y amable, debo hacer dos observaciones: como ya dije antes, el poema se publicó en 1963, y no en 1953, tal allí se menciona. La errata es obvia, junto con la del apellido de la propia Carmen, que aparece con zeta; pero el tiempo demuestra que cuando esta clase de minucias no se corrigen pueden provocarse a la postre enredos lamentables. No sé si ya ella, Carmen, o el mismo Alejandro, hayan aclarado el punto anteriormente, pero en todo caso me tocaba a mí hacerlo en mi primera oportunidad, que es ésta. Por otro lado, se menciona en la misma cuarta de forros, y esto sí que es ya parte de la redacción de Carmen, que Búsqueda la editábamos José Agustín, René Avilés Favila, Jorge Arturo Ojeda, yo y otros que a la redactora le preocupaba omitir. En realidad, los editores éramos otro cuate, importante promotor cultural y ensayista hasta hoy, llamado César Horacio Espinosa, y yo, que azotábamos con la lana, para decirlo en términos de aquella época. Los demás, hasta quince o veinte nombres, sin excluirnos a nosotros mismos, éramos los colaboradores. Vale recordar, por ejemplo, que también en Búsqueda publicó sus primeros trabajos en verso Elsa Cross.

El poeta Aura publicó otros poemas en los números 4, 5 y 7 de la mencionada hoja literaria, y aquí voy a leerlos esta noche. Pero, antes, quiero decirles a ustedes que el rescate de tales poemas tiene que ver directamente con el título de este texto: “La locomotora de Alejandro”, por cuanto con él me refiero a aquella pintura que el niño Diego Rivera hizo en una pared de su casa, precisamente de una locomotora, y cuya sobrevivencia agrega hoy a la historia de la plástica mexicana un detalle no sólo simpático, sino revelador de constantes que el ya luego maestro muralista habría de desarrollar.

El segundo poema de Alejandro Aura, pues, publicado el 15 de julio de 1963, dice así:

Sueño un invariable sueño:
“Tú y yo”

Este muro es denso

Acércate a mí
Enséñame el principio de la vida

La noche es lacerante pensamiento
La noche es un murmullo creciendo
En sentido contrario del reposo
La noche es altavoz desesperante

Tengo un secreto
Ven
Que mis manos te acaricien
Que mis ojos te reconozcan para siempre
Ven
Ven tú
Porque es intransparente este misterio
Cruza el silencio
La oquedad disimulada del silencio
Enséñame la risa siempre viva
Y el espontáneo llanto de alegría

Mis ojos no te miran
Es de noche

Tengo enmarañado el tiempo
Y tanto miedo
Pavor de soñar eternamente
“Tú y yo”
Distinto siempre “Tú y yo”

Ven
La de los ojos y los labios
La de impúdica sonrisa
La de hechicera ingenuidad
Ven tú
La del cuerpo y la ternura
La de las alas de ángel
Cruza esta oquedad disimulada del silencio

Rompe esta nocturna soledad estrepitosa
Sacúdeme la confusión del tiempo
Y ponme al despertar
Ante los ojos
La increíble verdad de tu sonrisa.


El siguiente poema, aunque se publicó en el número 5 de Búsqueda, de fecha 15 de julio de 1963, el poeta, por lo menos entonces contrario a la pérdida del tiempo cotidiano que existe entre la escritura de la obra y su publicación, lo fechó el 26 de mayo. Dice así:

Regresarás Mujer color de sombra
a entregarme tu cuerpo luminoso
Cuando la ausencia
qué grito
qué ansias
qué deseo
Cuando la ausencia de pálidos rostros
qué inmenso deseo por la sangre
Cuando los lisos cadáveres se pudran
regresarás a remendar tu ausencia
a rellenar tu hueco con tu cuerpo
a revivir tu carne con mi carne
Cuando la peste
qué deseo de huir
de suicidarse
de sacarse los ojos y el olfato
Cuando el tiempo
Cuando el recuerdo
Cuando el olvido
Cuando la fusta de la verdad azote
qué grito no escuchado
qué molesto seguir siendo cadáver
Cuando la lepra de las mujeres leprosas se descubra
qué asco
qué miseria sentirse carne contaminada
qué dolor de no ser sino carne agusanada
Volverás Mujer mentira
Mujer no cierta
Mujer callada cerrada negada oscurecida
Volverás a preguntarme la coloración de lo salvaje
Regresarás a preguntarme qué es la piedra
qué es la inmortalidad
Regresarás a buscar el primitivo impulso
Porque y la nada dónde queda
y el tiempo dónde queda
y el hombre dónde queda
Cuando la ausencia se convierta en sueño
cuando el sueño se convierta en pesadilla
cuando no quede sino el rojo de la sangre
cuando sólo lo bestial de la carne quede
regresarás a preguntarme lo genital de nuestra extraña distancia
Regresarás Mujer color de sombra
a entregarme tu cuerpo luminoso
Qué desesperación entonces
qué grito
qué deseo
qué descubrir que las sombras sólo son luces apagadas
qué revivir para la muerte
qué contraste
Regresarás Regresarás Regresarás.


Por último, cerrando este ciclo inicial de la poesía de Alejandro Aura, tenemos que en el número 7 de Búsqueda, del 30 de septiembre de 1963, apareció un cuarto poema, que es el siguiente:

Caer
Ir descubriendo las piedras desde abajo
Nuevas transparencias
Y gusanos nuevos
Lodo disfrazado
Podredumbre
Huellas firmes de la edad de barro
Caer con el peso de la soledad
Y rebotar
Recogiendo carne arriba las blasfemias
Atravesar los nervios
Las minas
Los preceptos
Los lamentos me siguen van conmigo
Transponer la corteza viva de la tierra
Ser pájaro Ser soplo
Ir persiguiendo la mano azul del firmamento
Hasta chocar contra el sueño
Ser el amante inmortal
Subir
Más allá de Dios seguir subiendo
No
No quiero ser astro
Este sueño arriba nos pulveriza
Estas semillas infecundas y brillantes no se juntan
No se alcanzan jamás
Hay que caer de nuevo
Amor dame la mano
Arrojémonos a la tierra
Revolquémonos en la tierra amor
Vamos a recobrar nuestras fuerzas de semilla
A sondear unidos la soledad
Y a prestar a la boca de las cuevas nuestra risa
Hay prisa amor hay mucha prisa
Tenemos que sembrar nuestra simiente
Que llenar de flores la sementera
Y afilar nuestras guadañas
Tenemos que llegar a tiempo de preparar el olvido
Ven amor
Hay que bajar bajar
A organizar la nueva generación de hombres de barro
Y a preparar el futuro nacimiento de los robles.


El Diccionario de Escritores Mexicanos, de la Universidad Nacional, reconocía ya hace veinte años que la obra de Aura “se desarrolla en torno a dos temas principales: la ciudad y el amor”. (Vol. I, p. 100, 1988.) Es cierto, desde luego; pero también, a lo largo de su obra, o al menos a lo largo de su poesía en verso, puede notarse la recurrencia de la muerte y del temor a la muerte.
Un sueño casi heredado de mi especie,
en el que la muerte sólo es cambiar de tiempo…

nos dice en el primero de los poemas que acabo de leer, y luego refuerza este sentimiento unos cuantos versos adelante:
…Y mi carne, material para la muerte, no la encuentro.
¿De qué ángeles muertos me fabricaste, Madre…?
Y en el tercer poema nos dice Alejandro, ya más violentamente:
…Cuando la peste
qué deseo de huir
de suicidarse…
Y
…qué molesto seguir siendo cadáver…


Concretamente, por ejemplo, respecto de la idea del suicidio, nos dirá años después, y luego de algunas referencias más al mismo asunto, esta última imagen del poema Partir el sol, de 1986:

El enorme campo de visión se estrecha
hasta que el panorama se torna
una aguda cuchilla
contra la cual, de frente,
el peleador se lanza.


Por eso, sobre todo por eso (porque claro que habría más que decir al respecto, al menos desde el punto de vista contrario, que es el del amor a la vida), por eso, pues, me parece que la lucha que el poeta Alejandro Aura libró contra el cáncer durante los últimos tres años alcanzan dimensión de heroísmo. Con todo el dolor que implica recordar su dolor, agradezco a mi hermano de nacimiento literario el su inmensa valentía, el no haberse lanzado contra la aguda cuchilla del enemigo, sino haberlo soportado hasta el final para darnos un mensaje que hoy quiero aplicar al hombre colectivo, a la sociedad, hoy que es principalmente la deposición de la nobleza lo que parece caracterizarnos.

Muchas gracias.

20 septiembre 2009

A manera de astucia



A MANERA DE ASTUCIA


A veces siento
que el universo
se empeña
en impedir
el secreteo
de mi pluma
con el papel;
entonces la suspendo
un poco
para que ese señor
crea
que me ha vencido
y poder continuar
con mi labor
de hormiga.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:

Le pedí a Simón que me grabara los poemas de este libro, sobretodo porque escucharlos y leerlos o leerlos y escucharlos se me hace una buena mancuerna, un disfrute multiplicado, construcción sólida de la memoria del poema, y más.

19 septiembre 2009

.. en la llegada adelantada del otoño


Yo no sé si vale repetir un encuentro, una sensación, pero la verdad es que este blog tiene las reglas que yo le marque, me digo, así que por qué no.

Se trata de nuevo del tiempo, del meteorológico no del otro. Del cambio estacional, en este caso, de la llegada repentina del otoño; se ha pasado del agosto más caluroso desde hace cincuenta años, datos fidedignos y que mi madre ha rememorado muchas veces por estar embarazada de una de mis hermanas, la que nació en septiembre; hemos pasado, digo, de la canícula de agosto a un frío y lluvioso otoño, cuya entrada oficial será el martes 22 a las 23h19. Sí, como esos invitados que llegan antes de la hora y le encuentra a uno desprevenido, en este caso, con las sandalias y con la ligereza de los linos y algodones veraniegos. Nimodo.
El caso es que me viene a la memoria este poema que tantas veces le escuché leer a Alejandro. Fue el primer verano del cáncer:

UN VERANO REMOLÓN, 2005

Permítanme la repetición de este poema pero es que el tiempo es un ancestral e inagotable tema de conversación.
¡Ah! Pero tengo una novedad, acabo de recordar que grabé la lectura que hizo el 27 de septiembre de 2007 en Oaxaca, donde además cuenta la diferencia acá y allá de estos cambios de estación:

Alejandro Aura:

Y no sé de donde vengan estas nubes pero sí que llegan cargadas de tristeza:

(de AdolfoGM)

18 septiembre 2009

Manifiesto



MANIFIESTO


Este desierto
que ves
es
mi arbolado
corazón.
¿Qué fruta
quieres?


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:



NOTA: Poema no incluido en "Poesía 1963-1993" Alejandro Aura

17 septiembre 2009

.. en el blog: Lo que es no tener que hacer


Jesús Olague es el autor de este blog de tan peculiar y sugerente nombre. Hace tiempo que sé de él pues era uno de los asiduos lectores del blog de Alejandro Aura. Y el día 10 de septiembre encontré las palabras de Alejandro de hace no sé cuantos años, en una cálida lectura que hace de otro poeta, con un título que es una vuelta de tuerca:

Encontrando a Alejandro Aura, encontrando a Jesús Flores Olague


Leo en la página 127 del poemario Buril de fuego, de Jesús Flores Olague, poeta, escritor, historiador, pintor, aficionado taurino y, vaya Dios a saber, hacedor de sabe cuantas cosas más, las palabras que le dirigió Alejandro Aura en la presentación, tal vez allá por los años de 1995 o 1996, de otro de sus poemarios, Ceniza del Alba, a las que voy sin más preámbulo.


Las palabras verdaderas de Jesús Flores Olague
Alejandro Aura


Confieso que no conocía nada de Jesús Flores Olague; Juan Manuel de la Rosa, mi entrañable amigo con quien he compartido mucha zacatequidad, la de él por origen y la mía por adquisición, y que es quien diseñó la portada del libro, me lo llevó hace unos días. Qué bueno que lo hizo. Qué bueno que también me invitaron a participar en su presentación, porque soy tan capaz que en una de esas se me traspapelaba e ib a dar al montón de ejemplares de toda ley que esperan mi jubilación de la locura.

La lectura de Cenizas del alba, este libro tan limpia y bellamente editado por El Trapecio Oscilante en la colección Punta de Esmeralda, me proporcionó esa extraña alegría que dan los libros de poemas cuando tras la lectura de cada uno de ellos se van sucediendo las complicidades y se revelan claves que le dan sentido a la lectura del poema anterior.
No es nada el principio del libro porque uno no sabe cuando no conoce a un autor, qué quieren decir sus primeras palabras (primeras para éste que lo lee por primera vez, se entiende); hace falta que su certeza, que su tino, si lo tienen, lo atrapen a uno en la red de un sistema de imaginación coherente y plena, como en este caso. Con decirnos sencillas cosas del mundo exterior, de la luz, del ambiente, de las formaciones imaginarias del aire, nos pinta un delicado mundo interno de intenso poeta.

Un poeta con la mayor de las pretensiones: la de encontrar las palabras verdaderas. Las que digan con la mayor certeza la experiencia de una aceptación plena de la condición humana. Aceptación y gozo. Aceptación y asunción del dolor. Aceptación y riesgo. Carente por completo de retóricas y adornos, sin conocerlo personalmente, me lo imagino un señor serio y sonriente, con un honrado traje gris y con tirantes. Un poeta con piel, con carne y entusiasmo; un poeta constructor que conoce su ruina y sobre ella se reconstruye con alegre imaginación

Una vez que me había embarcado con la lectura, me dejé llevar por donde el poeta quiso. Quizás en donde el primer regodeo sintió mi alma haya sido en el poema que comienza diciendo "Atado como estoy", en el que se hace uno con sus recuerdos y se trasciende con el acierto poético de terminar la evocación de sus fantasmas, comprometiéndose con la "prisión sudario" de su identificación con lo que ya no está y los que ya no están sino en él y sólo vuelven a tener por el acto de la palabra trabajada como joya precisa.

A lo largo del libro va transformándose el trato con las palabras, versos bien llanos van cediendo el lugar a mayores complicaciones lingüísticas que no lo son sino composiciones más ricas y complejas que nos llevan a un soneto magistral con que termina el libro: la transformación, el éxtasis, en el dominio de la forma; de la expresión mínima al máximo estallido de la expresión poética.

Me encantó su lectura y me va a dar gusto compartirla con ustedes, aunque sea en el luminoso ejemplo del poema que reproduzco:

A veces el silencio no me deja,
en la tarde pluvial de oscura bruma
y en el tedio irredento que me abruma,
disfrutar de mi límpida calleja.

Nada puedo decir, todo se aleja,
en vano tengo en mi poder la pluma;
el tiempo lento, sin piedad, me suma
mil segundos inútiles, sin queja.

Poco a poco, la sombra que me envuelve,
me hace ver lo insensato de mi ruego,
la palabra que busco no resuelve

ni pasión ni sentido. Me sosiego.
Mientras que mi alma, sin razón, se vuelve
un verde colibrí que se hace fuego.


Las cosas no se dieron como estaban planeadas pero nunca es tarde, y es que pensaba publicar este texto el día en que se cumpliera el primer aniversario del fallecimiento de Alejandro Aura, en un brevísimo homenaje a dos poetas que disfruto enormemente y que son, tal vez en una extraña coincidencia como lo eran para mi padre, de mis preferidos, sin ser yo conocedor ni mucho menos de poetas y poesía.

16 septiembre 2009

Culto



CULTO


Tengo en la manos todavía
el olor de tu cuerpo
y a ti ya te creció el cabello
hasta la espalda
y a mí se me volvió el carácter
pedazos de tezontle.
No creo nada.
Cómo se viene la muerte
manriqueando.


Escúchalo en voz de Simón Guevara Aura:


15 septiembre 2009

.. en La suave Patria, de López Velarde



No hay mejor día para este poema, ni mejor homenaje al día de la patria, inicio de la Independencia de México, que la voz de Alejandro Aura recitándolo:

"La suave Patria":


Yo he tenido la suerte de escuchar a poetas conocedores de Ramón López Velarde: Tomás Segovia, Jesús Munárriz, Marco Antonio Campos. Motivo por el cual me declaro incapaz de decir nada de este poeta mexicano, recurro a la edición de Alfonso García Morales en Hiperión cuyo prólogo comienza: “Fuera pocos lo conocen, en México es algo más que un escritor. Desde el momento mismo de su muerte, fue mitificado por la cultura oficial revolucionaria como el “poeta nacional” de México; paralela, a veces contrariamente, fue canonizado como “poeta moderno”, iniciador de la poesía mexicana contemporánea…..”

Y añadir un dato que causaba la absoluta admiración de Alejandro, el poeta y amigo Stefann van den Bremt lo tradujo al neerlandés.

A los que no conocían el poema les invito a que lo vuelvan a escuchar y lo lean, que lo lean y lo escuchen, a los que sí lo conocen la misma invitación, pues es inacabable: La suave Patria


14 septiembre 2009

Canción



CANCIóN


Amor, amor, amor.
cantaba
enloquecido
el trovador.


13 septiembre 2009

.. en su blog. Infancia (III)


El otro día paseando por la infinitud del blog de Alejandro, encontré que él mismo escribió sobre el barrio de su infancia: Calles de mi barrio.

Fue el día 11 de junio del 2008, en una época en que ya había comenzado a escribir sobre sus recuerdos. Cuando preparé la antología del blog ("El aura de Alejandro") etiqueté esos textos de vuelta a su pasado: "nostalgia". Alejandro no se entretenía mucho en su pasado, hacia del presente una eternidad.

Hoy quiero volver a poner esta foto con su abuela, porque al leer esas palabras digo "es ese niño", niño como todos los niños.

Sobre su infancia en este blog

12 septiembre 2009

Rompecabezas



ROMPECABEZAS


Qué atributos me pides
amantina
de qué me quieres hecho
si de pedazos de muerte
me cortaron
para decir en prosa
que me muero
y en verso que me muero
y que me muero.


11 septiembre 2009

.. en los poemas de Manuel José Othón (II)



Hoy sobran mis palabras, sólo las de Othón en la voz de Alejandro:

"Idilio Salvaje" en la voz de Alejandro Aura:

10 septiembre 2009

Interjección



INTERJECCIóN


Ay jauría
de sentimientos.
Hay veces
en que quisiera
mejor
haber nacido
de madera.


09 septiembre 2009

.. en los homenajes del 2008 (V)


Lo que me gusta de este texto de Julio Trujillo es que narra a Alejandro en España en los años del cáncer. Él llegó a dirigir Letras Libres acá y sucedió a Ricardo Cayuela en su puesto de director y en su amistad con Alejandro, era un poeta joven mexicano en quien Alejandro encontraba un apoyo.
Me gustaba levantarme al final de las sobremesas para dejar un espacio a la intimidad de Alejandro con sus tan amados amigos, aunque él siempre me decía que no existía tal lugar sin mí, que no había secretos, conversación en la que yo no pudiera estar. Pero yo me levantaba y, concretamente, con Julio sentía o imaginaba o ambas cosas que entraban en territorios de poetas, en lugares en los que entrar solo con Julio platicando le hacía mucho bien a Alejandro. Eso es lo que veía luego yo en sus ojos y sentía en sus caricias, un íntimo viaje.
Gracias Julio, por todo.


El anfitrión

Alejandro Aura fue un anfitrión. Lo fue como conductor de programas de radio y televisión, como hombre de teatro, como dueño de bares y centros culturales, como encargado de la política cultural del D.F., como agregado cultural en España y, en fin, como el amigo que abría las puertas de su casa para darnos de comer y de beber. Su generosidad y calor, su talento para romper el hielo y hacernos sentir rápidamente en una confianza total, eran bien conocidos en los varios ámbitos en los que se desempeñó. También fue un escritor-anfitrión, pero esa virtud le fue menos reconocida. Quiso que a sus libros se entrara con la misma ligereza de ánimo y con el mismo apetito con los que se entraba a su cocina. Evitó la gravedad a toda costa (salvo cuando así se requería del histrión): prefirió trabajar con palabras e ingredientes sencillos e invocar al humor (muchas veces autoinfligido) para deshacerse del lastre que pudiera entorpecer sus exploraciones. Esa ligereza no fue nunca light, como tampoco fue simple su voluntad de sencillez. La vida, ese insondable don que no dejó de asombrarle, fue su tema recurrente, e incluso cuando la enfermedad lo doblegaba más, supo apreciar y festejar sus sístoles y diástoles en todo su valor. Se está tan bien aquí, título de su último libro publicado, destila con transparente contundencia su gozosa manera de pensar.

Si, basados en la sola lectura de sus poemas, tuviéramos que adivinar la edad de Aura al escribirlos, diríamos que tenía entre cero y cien años. Este arco vital no es caprichoso: Aura, el poeta, es al mismo tiempo un recién nacido y un viejo sabino. Su mirada tiene la transparencia de quien recién llega: no hay velos ni apenas estrategia en sus poemas sino un asombro que envuelve, un pasmo vital que lo lleva a tutearlo todo, a estirar la mano y tocar, saborear, interrogar con los cinco sentidos. I


CALIDAD DE VIDA

Todo me gusta,
en todo tengo fiesta,
mi nombre es esplendor,
nada me cuesta.


Y esos mismos ojos recién llegados albergan, sin contradicción, el iris retorcido de quien ya viene de vuelta, de quien sabe (por experiencia, porque ha cruzado el pantano y se ha manchado las plumas) que lo complejo es mejor tratarlo con herramientas francas. “Alguien tiene que escribir las adivinanzas”, confesó Aura en algún momento, y en esa revelación está la clave de su poesía: el autor de una adivinanza es a) Un niño, en tanto que sus aproximaciones son lúdicas y parten del asombro y la inocencia; b) Un adulto, en tanto que sabe manipular maliciosamente el lenguaje (su contenido y su forma) hasta convertirlo en un artefacto. Podría agregar un inciso c) El autor de una adivinanza es un fantasma: apuesta siempre por el protagonismo de su juguete y no por el suyo propio, se retira a tiempo, sabe que la poesía es de todos y ya no del poeta. Y así es: el poeta Aura trabajó sin cansancio y sin afanes protagónicos. Lo atizaba el amor por la escritura, no el aplauso. Aunque siempre tuvo claro que era poco y mal leído, se supo acoger a la evidencia de que la verdadera recompensa estaba en la escritura misma. Escuchémoslo nuevamente en sus propias palabras:

Huele a muchacha el aire de mediodía,
huele a muchacha natural,
y está tan cargado de olor a muchacha
el aire de mediodía
que estoy a punto de gritar
que el aire de mediodía huele a muchacha.


Sus dos últimos años de vida, en los que yo lo frecuenté, fueron inevitablemente protagonizados por un cáncer feroz. ¿Qué hizo Aura ante el embate de una enfermedad que le fue arrebatando hasta esos placeres que, desde la salud, damos por nimios y sentados (como el placer de respirar sin toser terriblemente)? Exprimir el minuto, seguir convocando a los amigos, escribir y leer con avidez (mucho Pérez Galdós, mucho Hening Mankell y mucho mito griego), crear un blog como quien redacta, aún en plenos poderes, un meditado testamento. Asumió la enfermedad tan solemnemente como se asume un resfriado, y la tuteó y la incorporó a su vida sin drama ni afectación. ¿Por qué velar con silencios o eufemismos algo que está ahí, matándonos a ojos vista? Y entonces hablábamos de política, de López Velarde y del pinche cáncer. Hablábamos del soneto y del serventesio y de la metástasis. Hablábamos de su entusiasmo por el blog y sus lectores y hablábamos de las sesiones de quimioterapia. Para un tonto con salud como uno era imposible entender que hubiera una sangre inoculada con una lacra tan atroz que fuera capaz, al mismo tiempo, de sonreír y continuar, de hablar tanto del dolor de espalda como de la mejor manera de mantener frescos los chiles verdes recién llegados de México.

“Tenemos cáncer”, escribía Aura, y en esa primera persona del plural incluía a Milagros, su incombustible y casi inverosímil pareja que no se despegó de su lado en sus años finales, ayudándolo en todo y, sí, padeciendo con él el cosmos expansivo de la enfermedad. Su hija María también formó parte de ese compacto, amoroso plural. Y el poeta –que, como siempre, en su desaparición se granjeará lectores– también lidió con el cáncer. Si en Se está también aquí se daba el lujo de festejar que, debajo de la ropa, todas las mujeres fueran desnudas, en su último esfuerzo poético se dedicó en cuerpo y alma a contar la épica sordina de la declinación. Además de la evidente metamorfosis que la enfermedad (“su encanto metabólico”) le provocaba, y de las reflexiones “de umbral” que le inspiraba, el cáncer le interesó en toda su plasticidad lingüística: “Del fondo muy profundo de los lenguajes viene el cáncer”, “Este es el cáncer de step & the dancer”. Se repitió y repitió la terrible palabra, sin pretender ingenuamente disolverla a fuerza de mentarla sino llevándola hábilmente a su cancha, distrayéndola con fintas y caracoleos, conociéndola de cerca. El poeta desplegó muchos de sus recursos en la hora final, y si no encontró respuestas a la mano para sus preguntas, sí pudo llenar el vacío con la libérrima retórica del desparpajo: Porque hay un lugar a donde el cáncer –éste en particular, en este cuerpo / que lo celebra y lo usa para entretener sus difíciles mañanas de enfermo – / tiene que ir; en mexicano puro se diría: a chingar a su re puta madre, / y ya se entiende a dónde en el buen español de todo el mundo.

En Madrid, en el barrio de las letras, en la calle de Cervantes, ahí donde vivió Lope de Vega, vivió y murió Alejandro Aura. No habrá placas oficiales para él en tan insigne geografía, pero sus amigos sabemos que ahí despachaba el anfitrión, y lo vamos a echar mucho de menos.

Julio Trujillo


08 septiembre 2009

Futurista



FUTURISTA


Carabina de ambrosio,
cabeza de alcornoque,
pérez pito desde que dios amanece
hasta el caramba,
hasta que un día me duela tanto el exterminio
que me dé de corazonazos en la luna.


07 septiembre 2009

.. en el día en que nos conocimos



De nuevo la danza de los aniversarios. En esta ocasión se trata del día en que te conocí. Fue en la fiesta de bienvenida que dio María Cortina para recibir al nuevo director del Instituto de México en España. Había llegado el 17 de julio, pero ya se sabe que Madrid en verano cierra por vacaciones. Así que esperó María al primer viernes de septiembre del año 2001 para hacer la fiesta, para que hubiera personas y personas del mundo de la cultura, le echó una mano Ángeles Franco, que conoce a bastantes.
Con el dato de ser el primer viernes del mes pensé que no sería imposible, sin un calendario de ese año a la mano, descubrir qué día fue. Y encontré el algoritmo Doomsday, con el que averigüé que el día 5 era miércoles, por lo tanto el viernes era el día 7. Claro, caí al rato, si el 11-S fue martes.
Así que en ese breve espacio de tiempo dio un giro la historia del mundo, y la mía.

Y como sigo oyendo los alegres cantos de los danzantes aniversarios, me asomo al blog de Alejandro para ver que escribió en este día del año 2007, y me encuentro con la grata sorpresa de que celebra otro: el cuarto cumpleaños de Mexicanos en España. Es decir, que tengo la oportunidad de felicitar a Alfredo en el sexto cumpleaños de su página web, utilísima para cualquier mexicano que aterrice por estas tierras o para cualquier español que ya no pueda vivir sin lo de allá. No tengo más que decir de Alfredo pues queda muy definido en las palabras de Alejandro, que se pueden escuchar:

Escúchalo:


Y como habla del programa de radio "Hora México" que emitían desde el Círculo de Bellas Artes, aprovecho para poner esta foto de los cuatro en acción: María Cortina, Eduardo Vázquez, Alejandro Aura, (ese día con Margit Frenk) y Kiko Helguera:



PD: María Cortina, mexicana, fue quien ese año me inyecto México en vena, en una parte importante, mediante tequilas y deliciosos platos mexicanos.


06 septiembre 2009

Pregunta vital




PREGUNTA VITAL


Si sólo el amor
nos mueve,
¿qué inmovilidad
tan seductora
es ésta?


05 septiembre 2009

.. en los jardines de La Granja



Hoy pasé el día caminando por los jardines Reales de La Granja (Segovia).
Contó mi hermana que la mandó construir Isabel de Farnesio para combatir el ánimo depresivo de su marido Felipe V. En el entorno del palacio, se combinan los setos recortados con la más libre vegetación, árboles empeñados en llegar al cielo sombrean los caminos, y en los cruces fuentes barrocas muestran escenas mitológicas.
Nunca estuve allá con Alejandro, pero estuve disfrutando cada rincón como si el paseara junto a mí. Volvía a escuchar su opinión: "no me gustan nada estos jardines domesticados, a la naturaleza hay que dejarla que cree sus formas".



04 septiembre 2009

Diálogo de la lengua



DIALOGO DE LA LENGUA


Nostalgia,
señor Corominas,
nostalgia.

–Propiamente
deseo doloroso de regresar;
creada por
Johannes Hofer
en 1688
con el griego
nóstos, regreso
y álgos, dolor.

Pues yo,
señor Corominas,
tengo
una insobornable
nostalgia
de futuro.


03 septiembre 2009

.. en el blog de Ignacio Escárcega


Que como él dice para presentarlo "se renueva con poca frecuencia pero mucha ilusión", dedicó su entrada del mes de agosto del año pasado a Alejandro. Se centra en la labor como promotor cultural y añade una pieza más para construir el mosaico "Aura".

Aura de la buena



A finales de los ochentas, me acerqué a la entonces Dirección de Teatro y Danza de la UNAM, para pedir apoyo a un proyecto que estaba levantando, algo se logró, aunque sirvió poco para la obra en cuestión, que salió básicamente mal. Sin embargo, entre los ires y venires a las oficinas de Cultisur pude hablar con el flamante titular, Alejandro Aura, quien al cabo de unas semanas me invitó a colaborar para apoyar el teatro que se hacía en las distintas facultades y para organizar presentaciones fuera de los recintos universitarios, extramuros.

Esto es, la parte de mi vida que tiene que ver con la promoción cultural, que es muy significativa, inició por invitación de Alejandro (tranquilo, tú no tienes la culpa de nada). Por eso, ahora que ya no está, quiero recordarlo hablando de sus merecimientos como productor de proyectos culturales, pues los literarios son conocidos y verificables.

El más notable de ellos es también la palabra, su voz era no sólo una herramienta de trabajo como actor sino una estrategia para convencer a las personalidades más diversas de que el teatro era importante. Así fue posible hacer espectáculos en espacios tan inéditos como Las cárceles de la Perpetua, en el palacio de Medicina, que se convertía en sede de teatro de los siglos de oro, o en la Casa Universitaria del Libro, o utilizar una carreta tirada por un caballo por las distintas Facultades de Ciudad Universitaria para hacer un “pregón” de la cartelera escénica.

Es decir, no sólo se puede pensar lo “imposible”, también producirlo, programarlo y difundirlo. ¿A quién sino a él, se le podría ocurrir organizar un ciclo y un concurso de teatro griego? ¿O hacer de un blog, el suyo, un verdadero reducto de inteligencia y emoción?

Poco convencional a pesar de su frac de “La hora íntima de Agustín Lara”, dicharachero, humorista, “yo no me maquillo, me resano”, podía decir, de buen gusto, chef apasionado, gran negociador de presupuestos, fumador de puro, inventor de los más formidables brindis de fin de año de la Coordinación de Difusión Cultural: comida, bebida, música, servicio; en el sentido más generoso, el aura de Alejandro era la de un anfitrión excepcional en la vida y en la escena.

Por eso era lógico que cuando atendía una llamada telefónica y le preguntaban su nombre para cerciorarse, respondiera: “servilleta”.

02 septiembre 2009

Artesanía




ARTESANIA


Lo de menos sería
estar ya atado al universo...
pero tener que ir uno
tejiendo su tela
palabra por
palabra...



01 septiembre 2009

.. en los poemas de Manuel José Othón (I)



Anteayer cuando acabé de narrar el camino de Zacatecas a San Luis:

Al día siguiente salí de Zacatecas, disfruté una vez más de esa carretera sin fin, sin curvas que lleva a San Luis. En el coche íbamos Fernando del Castillo, Eduardo Vázquez, María Aura y yo escuchando los poemas de Othón “El Idilio Salvaje” y "Pastoral" en la voz de Alejandro Aura, disfrutábamos los armoniosos huizaches, la esbeltez de las palmas chinas, los inacabables nopales del desierto verde limitado por montañas lejanas con hilachas de nubes. Un sector de arco iris apareció en el horizonte, llegábamos a Saldaña. Paramos, nos dieron mezcal para probar y casi una hora de deliciosa plática. Compré diez litros para brindar en el homenaje que se le hará en Madrid, !por Alejandro!.

me quedó claro que hoy tenía que publicar la voz de Alejandro leyendo esos intensos y barrocos poemas de Othón, poeta a quien admiraba.

Tuvo la gran idea de hacer esta grabación Eduardo Vázquez en el año 2006 cuando se conmemoraba el 150 aniversario de su natalicio.
En ese viaje de homenaje a homenaje, en ese paisaje fue la primera vez que lo escuché, por azares del destino el CD no llegó a Madrid, Alejandro ya no lo vió.
Incluye dos poemas "Idilio salvaje" y "Pastoral", hoy va éste.


"Pastoral" en la voz de Alejandro Aura:


Insisto en que fue una gran idea, algo sucede en ese encuentro de Othón y Aura, similar a lo que guarda la mirada de Alejandro en ese paisaje: