25 junio 2009

.. en este texto de Simón Aura



Ese maguey junto a la ventana de Simón en el hospital me remite al nopal del poema de Alejandro, y al tiempo que tardé en entender la amistad entre ellos.

“El maguey detrás de la ventana. 6jun2009
Simón G. Aura


Frente a la ventana de mi habitación en el hospital de Cantoblanco (hab-18-cama-2) hay un maguey.
Es un maguey enorme y con una flor que se pierde entre las ramas de los árboles que lo rodean, porque, para el que no lo sepa, los magueyes que son unos cactus raros, como madejas de alas verdes y picudas y de aspecto sediento, que crecen por lo general en tierras secas o descampados donde para su buena fortuna, (pues son plantas de desierto) siempre cae el sol aunque sea aunque sea durante una buena parte del día.
Pues resulta que como todas las cactáceas, por extraño que parezca, dado su aspecto seco, árido, rasposo, punzante; dan flores todas dan flores, desde el típico cactus tubular, o el que parece tenedor queriendo trinchar el cielo, o el nopal que hasta en fruto se convierten sus flores dando origen a la deliciosa y exuberante tuna, ya sea verde o roja, o el agave del que se extrae el famosísimo tequila, o el misterioso peyote, con su espíritu mezcalito que abre los sentidos a otras percepciones y otorga cierto poder al que sabe utilizarlo, y que da unas pequeñísimas flores rosa pálido que salen en su cresta a ras de tierra. Así el maguey también da flores, solo que es una única flor que sale desde el centro de la planta, desde su mismo corazón y se yergue en un tallo largo, largo, largo, como si quisiera llegar a las nubes para sacarles un poco de agua antes de morir, o tocar al sol para saludarlo y darle gracias por tantos días de su vital calor, no lo sé.

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Dicen que cuando al maguey le crece la flor es que está a punto, a punto de morir y a punto para que, aquellos que saben, extraigan del tubérculo que alberga sus raíces, el sagrado aguamiel del que se fabrica “el pulque”, bebida mitad embriagante mitad alucinógena y que sólo se produce en México, pues la receta ha pasado de generación en generación entre los indígenas desde tiempos prehispánicos hasta nuestros días. ¡Humm! Y ¡“los curados” que se hacen con el pulque!. “Los curados” son como batidos de frutas o jugos (zumos) de verduras y/o de frutas frescas o frutos secos. Los hay de fresa, de plátano, de piñón, de mamey, de guanábana, de nuez, de cacahuete, de apio, de cilantro y hasta de aguacate, y cuando los tomas en el campo en vasos de litro como los minis de España o en jarritos de barro de medio litro o de litro, poco a poco vas sintiendo que te vuelves parte de la naturaleza. Hay que tomarse por lo menos un litro o dos para sentir el efecto, según la constitución física de cada quien, porque en cuanto a calidad, se puede decir que siempre es la misma, lo compres donde lo compres. Eso sí, algunos son más sabrosos según la mano del pulquero y sus secretos para fermentarlo. Si algún día vais a México, no olvidéis tomaros “un curadito de pulque”, no más pa’que sepan “lo que es amar a Dios en tierra de indio”.

Pues volviendo a mi ventana, y a lo que os estaba contando, ayer vino Milagros a visitarme al hospital. Milagros es mi tía política aquí en Madrid, viuda de mi tío Alejandro que se nos fue pa’l otro lado hace ya casi un año, Dios (si es que existe) lo tenga en su santa gloria y que lo bendiga con todo lo que se merece, y con todo lo que le gustaba, porque bien que se lo ganó en la vida, y sino existe Diosito, no importa, porque los que todavía estamos aquí nos acordamos de él y lo honramos siempre que se puede … ¡Ay, el tío ale! ¡Mi tío Ale! .. como se te echa de menos. A vece se me aparece en sueños y es como si estuviera aquí, o cuando leo sus poemas o sus textos, en el fondo de mi corazón escucho su voz fuerte y clara rotunda y orgullosa que se yergue como la flor del maguey directamente apuntando al cielo.
Pues después de saludarnos y de dar unos pasos por la habitación Milagros se dirigió hacia la ventana y lo primero que comentó, quizá para darme ánimos o para romper el hielo, o para que no me sintiera yo tan solo en esta habitación, dijo:
“¡Mira, ahí hay un maguey! ¿Ya lo viste?”
-Sí, respondí automáticamente, pero luego me di cuenta de que no miraba en la misma dirección en la que yo había visto originalmente al maguey, y pensé “¿se habrá movido?, ¿o es que hay más de uno?”
- “Está muy bonito y es muy grande”
Entonces me di cuenta de que no hablábamos del mismo, pues el que yo había visto no era demasiado grande. Me asomé como pude por la ventana tras incorporarme u poco en la cama y entonces lo vi: Un maravilloso maguey en flor, tres veces más grande que el que yo había visto primero.”Al menos tienes una bonita vista desde aquí y no como en otros hospitales que o no tiene vistas o las ventanas da a otro muro o al vacío ruidoso de las calles”.
Y sí, la verdad es que este bosquecillo que está detrás de la ventana de esta habitación en la que me recupero lentamente de la paliza que me dieron el martes en la madrugada al salir del trabajo en la discoteca y de la propia paliza que yo le he metido a mi cuerpo y a mi alma desde hace ya bastante tiempo, me da un hálito de vida y rellena de un aire fresco mis ojos, mi mente y mis pulmones casa vez que lo veo y me acerco a la ventana. Y se ha vuelto mucho más significativo desde el momento en que Milagros, con sus ojos que todo lo ven y su boca que a todos sonríe, me hizo notar que desde la otra perspectiva de la habitación –donde ahora estoy sentando escribiendo- se ve un enorme y maravilloso maguey en flor, que me hace no sentirme solo, y pensar en mi tierra, en mi gente, en mi tío Ale y en que siempre hay algo bello a la vuelta de la esquina, al otro lado de la ventana, o desde la otra perspectiva de nuestros propios ojos. ¡Gracias Milagros, mil gracias!
Ahora ha empezado a llover allá afuera en el bosque, sobre el cactus y también aquí adentr0 sobre mis mejillas esta chorreando el aguamiel que sale rodando por entre las espinas doloridas de mis ojos que se asemejan hoy todavía a dos tunas rojas, moradas de tan maduras.

PD: Cita:
“Al nopal lo van a ver
Sólo cuando tiene tunas”
Dicho popular mexicano



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