30 abril 2009

Los días (I)



INTERMEDIO. LOS DíAS

I

Flota la tristeza
como una piedra de tezontle.


Escúchalo en voz de Marta Aura:

29 abril 2009

.. en la música de Las visitas



Que es de Alicia Urreta, el texto de la obra de teatro de Alejandro y la otra voz es de Zaide Silvia, que fue quien le envió estos dos archivos de audio, para la enorme sorpresa de Alejandro y la mía. Se representó en el año 1979.

Canta Alejandro:


Canta Zaide:


Todo, todo cobra una nueva dimensión, sin ti.

28 abril 2009

Canción del padre



CANCIóN DEL PADRE

Nos juntábamos para reírnos;
es de entonces que tengo esta afición al canto
en vez de la blasfemia; para reírnos
nos juntábamos. Vuelvo a insistir
en el amor;
alguna vez acabará de regarse nuestro polvo
por los cinco continentes y el mar. Querré estar
muchas horas mirándole,
me quedaré como una placa fotográfica, quieto,
mirándole.
Una vez una mujer me iba a tener un hijo ¿sabes?
y me tuvo un tumor para mi eterna desesperación.
Unos pintan el sol y otros la luna, otro retrataba
la cara de los que se iban y de los
que se quedaban. Querré que se parezca a los dos
y que mire a fondo
y que se ría; se reía,
del mal se me reía, ya no sé ni qué es lo que recuerdo,
se reía
y aquí tengo metida aquella risa.
Siempre, a pasto bajo el sol,
a calzón quitado lo digo:
álguienes se van
pero álguienes se quedan. Por cualquier cosa
abríamos la boca de la risa. Querré mirarle
horas enteras; nunca tenía calma, padecía de deambular;
querré que mientras le miro
no exploten las toneladas atómicas que almacenamos
cuando no nacía.
Nos juntábamos para reírnos
(ayer en la mañana, anoche, hoy mismo a medio día).
Querré acostumbrarme a su pequeña fuerza; todos los días
tenerle, todos los días ¿lo oyen?
Que me tenga. ¿Por qué no habría de ser así si mi
corazón es sólo una flor grande?
Nos juntábamos para reírnos. Era indefinible
y su alma, dicen, buscaba avecillas
para alimentarse. Pero a costa de nuestros días juntos,
a costa de la enfermedad,
a costa de la alegría loca de nuestra desnudez,
(nos perdíamos) no me tuvo
sino la inquietud con que fabrico historias como ésta.
Un día,
un día querré...



Escúchalo en voz de Marta Aura:


27 abril 2009

.. en la lectura de El Quijote (I)



Siguiendo con el Día del Libro, hay un archivador en casa etiquetado como "Proyectos", contiene los que Alejandro ideó en el año 2004 para ver en qué trabajar. Y entre ellos está esta carta en la que desarrolla su propuesta:

Ayer comencé la aventura de grabar el Quijote, como te conté por teléfono, con el propósito de editar, comercializar y distribuir con … una versión leída por mí de la novela de Cervantes que en 2005 cumplirá cuatrocientos años de vida, efeméride que me sugirió la conveniencia de imaginármelo y de proponértelo…

Grabé dos capítulos y vislumbré la enormidad de la empresa; voy a seguir grabando los próximos días para preparar el demo que te dije…


Aquí va el primero:
Escúchalo:



Y la portada del proyecto, que en eso quedó:



26 abril 2009

Canción del nombre de una María



CANCIóN DEL NOMBRE DE UNA MARíA

¿Tú te acuerdas del nombre de María?
¿Tú te acuerdas de su nombre completo?
María,
la que más les daba luz
a las horas del clavel y del cigarro;
la que más le daba luz al fogonazo de palabras;
la que tuvo la eternidad en sus cabellos
y me tuvo en vilo
y una vez me tuvo un hijo –una hija,
pequeña rosa
entre la sal,
el nombre de María
y el mío.
La que me dijo amores
mientras yo loqueaba en sus aguas
ahítas de peces
y en tornasol mis lirios le cantaba.
¿Tú te acuerdas?

La María de siempre yo inventaba
cantando y bailando
como el enano de los radios
metido en mi lugar de origen.
María.
Todo lo de ella yo lo hice:
sus cabellos, ya dije,
sus brazos y su cuello y su fotografía,
su torso, su embarazo, su elogio,
su dicha y su desdicha, sus piernas
y su historia futura y su sangre y su literatura.

Pero su nombre.
¿Tú te acuerdas del nombre completo de María?
¿Tú te acordarías
si le fueras quitando un poco mi apellido?


Escúchalo en voz de Marta Aura:

>

25 abril 2009

.. en La noche de los libros


Ríos de gente y ríos de libros, y mucho jazz. Arantza tomó estas fotos:



Al llegar a casa el bullicio a fuera del Ateneo me hizo recordar otro 23 de abril, creo que fue la primera Noche de los Libros en Madrid. Salí con Alejandro a dar un paseo por el barrio para ver como se sentía la ciudad. Nos topamos con un gentío abajo del Ateneo, que miraba hacia arriba, la fachada era el escenario en el que dos personas realizaban acrobacias. El edificio estaba en obras y ante la imposibilidad de realizar una actividad en su interior, montaron este performance.
Alejandro se sentía feliz de que esa noche se cumpliera ese lema por el que trabajó desde el gobierno: “La ciudad es de todos”.

24 abril 2009

Canción de la desnuda



CANCIóN DE LA DESNUDA

En plena luz
vi a una mujer que se quitaba la ropa;
el lugar era áspero
y tuvo vida con su cuerpo.
Es verdad que la historia no me importa;
no me importan los hombres del futuro.
Si pudiera dejarles una flor viva.
Me volveré loco de tener la vista y el tacto
a esta intemperie, ¿lo ven? Se pasará,
se pasará esta suerte. Tomen mi decisión,
¡hagan algo con esto! Ni mis choznos
de mi sangre mía
alterarían mis horas, ni las suyas,
con el sol que vivo.
Deberán hacer una máquina también
que registre latidos como éstos.
No me importa la historia, vuelvo:
en plena luz vi a una mujer desnudarse,
activa y presente se quitaba la ropa;
no me importa, de veras, la historia no me importa;
que me condene la razón
¿y qué?, a la una vi las frutas de la tierra
y recibí los castigos y los premios, vaya,
igual que todos. Yo los recuerdo bien, los imagino
bien; pero no me importa;
de las cosas que haya
prefiero el cuerpo de la que se desnudaba
con su luz tan propia
y tan humana.


Escúchalo en voz de Marta Aura:


23 abril 2009

.. en el Día Mundial del Libro

Inevitable hablar hoy de este día, todo Madrid está en ebullición con la celebración. Aquí aparece la programación completa: La noche de los libros. Y está uno loco viendo qué elegir, que si Tomás Segovia, que si Julio Trujillo, ir a la librería Alberti, en fin, de amigo en amigo.

Y de México me llega esta noticia en el SDP Noticias. Me llega porque aparece su nombre "Alejandro Aura":
… en la Ciudad de México también se realizará el festival "Regala un libro. Para leer en libertad", que organizan en conjunto la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y la Secretaría de Cultura del gobierno de la capital mexicana.
Dicho encuentro participa con la instalación una galería sonora en la Glorieta de Insurgentes llamada La Experiencia Literaria, integrada por seis módulos en los que se podrán escuchar grabaciones históricas de iconos de la literatura como
Alejandro Aura, Inés Arredondo, Jorge Ibargüengoitia y Juan José Arreola; así como las voces de Carlos Monsiváis, Sergio Pitol, Elena Poniatowska y Dolores Castro.

Supongo que es la misma grabación que ya escuché el día uno de marzo y que recomiendo a todos los que tengan un rato para llegar y para sentarse a escuchar.

Mi celebración particular va a ser ir a su blog y ver que escribió los dos veintitres de abril: el de 2007 y el de 2008.

Y como de libros se trata y para acabar de llenar el día y esta entrada, aquí van las portadas de los dos últimos en prosa publicados el 7 de marzo y que se presentarán en Madrid el próximo 20 de mayo:


22 abril 2009

Canción de la tontería



CANCIóN DE LA TONTERíA

Hoy cometí una tontería,
hoy cometí un asunto vital sin importancia,
hoy cometí el amor
mal cometido.

Hago el relato de estos días
y digo:
oh esta historia de la solterona enferma
que sufre y marchita la flor de sus impulsos.
Porque la tontería se dice y se hace
con un sabor de ternura equivocada.

Como que viene con el día, lista,
dispuesta a recaer en algo;
se parece al destino,
se parece al alma de la gelatina.

No tiene grado,
no tiene definición que la defienda,
no tiene entradas ni salidas,
aparece y se va, no deja nada,
pero tú te preguntas, ¿qué hice?
¡con un carajo! ¿qué cosa es lo que hice?



Escúchalo en voz de Marta Aura:


21 abril 2009

.. en el sueño de esta noche

En el escenario la cantante era un folklórica tipo Rocío Jurado, con cierto aspecto masculino, en el patio de butacas un hombre, ligeramente afeminado, comentaba, daba réplica, iniciaba o finalizaba las canciones. Yo estaba en la última fila, mi madre a mi derecha, junto a la puerta de salida, abierta de manera que proyectaba un haz de luz y un ligero bullicio de barrio. Baja la cantante y continua el espectáculo mezclada con el público, quizá incluso ya eran solo uno, ella y él. Se acerca y me dice “tú eres noble” y pienso: lo adivinó en el rostro de mi madre, que lo es.

Salgo a la calle, un niño juega en la acera, me espera Alejandro sentado en un saliente de una fuente de piedra. Viste su fiel uniforme de mezclilla, camisa y pantalón azul ya muy lavado. Lleva la gorra calada hasta los ojos. Está flaco como galgo y viejito [pero no enfermo]. Se levanta me pasa la mano por el hombro y yo le tomo de la cintura, caminamos como si fuéramos uno.

Me despierto, respiro profundamente las imágenes del sueño y le hago llegar mi agradecimiento por su visita.

20 abril 2009

Canción para la golondrina


Siento que vuela en la voz de Marta.

CANCIóN PARA LA GOLONDRINA

La golondrina es animal corriente,
es obvia su semejanza con el torso de una mujer flaca
aullando en la cama de los árboles; tocan sus plumas
más ocultas las ramas con el viento;
es obvia su semejanza
con sus piernas, sus caderas (la línea),
quizás un velo para tapar honestamente,
aladamente,
el pubis de la golondrina.

Sólo para anunciar la lluvia viene,
vuela haciendo grumos en la tierra como en el asfalto,
porque no tiene prejuicios la naturaleza;
abundadora de las fuentes del canto,
acrecentadora del agua de las cacerolas,
extirpadora de los dineros del mar mal llevado a esta gruta
de dolorosa entraña,
golondrina;
pero insisto,
la golondrina es animal corriente;
no de las vigas del techo hizo su nido sino
para estar atenta al doblez de nuestras horas lúbricas;
espeso es el rayo de la luz
que queda entre nosotros y la golondrina
cuando estamos desnudos ella y yo,
esta pájara y yo,
esperando a que caigan las primeras gotas
para romper todo hechizo de elegancia
y partir soeces
a otra soledad
más
refinada.


Escúchalo en voz de Marta Aura:


19 abril 2009

.. en Coyoacán (V)



Pues es que ese tiempo que el cemento necesita para fraguar permitió que adentro de El Hijo del Cuervo ocurrieran muchas cosas.
Lo que hoy quiero compartiros es el poema que Eduardo Vázquez había escrito para Alejandro y que me había regalado unos meses antes cuando vino a España. Leí aquella y ahora escucho esta que se siente más redonda.

Lo grabé ese día, 7 de marzo:
Escúchalo en voz de Eduardo Váquez:



LA MUERTE DE LA CEBOLLA
Para Alejandro Aura

Avanza silenciosa
la muerte en la cebolla

Seca
una a una
sus pieles sucesivas
las marchita
las hace pétalos secos
como si la cebolla
quisiera ser
al final de sus días
aunque ajada
rosa blanca

Conserva siempre la cebolla
sus rasgos esenciales
donde es posible reconocer
el paso de los días
pero también a la cebolla joven
a la cebolla nueva
esa que anuncia en la cocina
los jubilosos días de mercado

Porque la cebolla
aún cuando la muerte la ha vencido
tiene hasta el final el corazón joven
albo fresco renacido
capaz aún de conmover
hasta las lágrimas
y de hacernos reír mientras lloramos
si el cuchillo del hambre
de la necesidad
del puro gusto
abre su escarcha.




Todo lo que sucedió .. en Coyoacán

18 abril 2009

Ave de rapiña (VI)



AVE DE RAPIÑA


VI


Porque entre los escombros
de mi casa vieja
pudo haber quedado alguna flor,
tú, rapiña de la belleza, Juan,
viniste a revolver los restos
de mi alma.

Bien hayas, después de todo,
aura de cuello pelón
y ojos desorbitados
que te llevaste a tu alto sitio
los asuntos de amor
que me pesaban.


Escúchalo en voz de Marta Aura:


17 abril 2009

.. en el Museo de la Ciudad (de México)


Me llega hoy un mensaje de Juan Aura, con esta grata sopresa, acompañada de las fotos: El libro de Alejandro "El Aura de Alejandro. Frangmentos del blog", se encuentra en la librería del Museo de la Ciudad, de México.

Para los que vivan lejos de allá, o los que no alcancen a comprarlo porque se agoten, que no se preocupen, se podrán comprar en un futuro desde este blog, o desde el de Alejandro.




16 abril 2009

Yo te platico, Juan (V)



V

Ahora mi casa está destruida, Juan,
la cama está revuelta,
los trastos en la cocina están sucios,
mis libros y mis papeles dispersos,
la casa huele mal.



Escúchalo en voz de Marta Aura:

15 abril 2009

.. en la muerte repentina de Eduardo



Repentina y peor, violenta. En realidad todos le llamabais Pali, así me lo presentaste, uno de esos amigos de tus hijos, cuates, amigos desde la infancia, a los que tú también educaste un poco, en Tiépolo, donde ahora ya no vive, desde el jueves pasado, ya no comparte la casa con Pablo y con Juan. No paro de pensar en ellos, en su tristeza que como todas las tristezas forma parte del territorio privado. En sus padres, para ellos no me llegan las palabras. En María, en Irma, en Lola… en toda la gente cercana. Y en ti, y en Cecilia.

Hace unos días uno de nuestros amigos comunes, me preguntó como me sentía y tuve que hacer este esfuerzo de palabras:
“Su muerte me construyó, me fortaleció, me dio vida, todo lo que me fue enseñando día a día, antes del cáncer y mucho más después. Cada uno de aquellos días fue un ejemplo de vida. Apenas me dejó lugar para dejarme caer, para hundirme, para convertir el dolor en daño... Fue muy diferente la de Cecilia, la muerte de Cecilia me partió en dos.”

Y la de Pali ahora además de repentina, violenta, me hace estallar en pedazos.

Y pienso en ti y leo y releo las palabras que escribiste:

Cecilia
Aparición tardía

Y llego a esta conclusión: la muerte de los otros te obliga a reconstruirte.

14 abril 2009

Yo te platico, Juan (IV)



IV

De repente, Juan, se me cambió el aspecto,
se me cambió el andar a risas
por un andar callado, como triste.
Dicen que perdí gran parte de mi gracia,
y ya no me saludan.
Yo digo que gané en serenidad
y en soledad
y en otras cosas
propias del estilo.


Escúchalo en voz de Marta Aura:


13 abril 2009

.. en el cuento “Perro perdido”



Se le ocurrió a Arantza que leyéramos uno de los cuentos de Alejandro publicados en “Cuentos y ultramarinos”, y que platicáramos en la sobremesa. Elegí “Perro perdido” porque sentí que abarcaba todas las edades de los comensales.
Para mí es emocionante conocer lo que otros sienten al leer los cuentos de Alejandro.
De todo lo que se dijo dejo constancia del poema que al Tule, alumno de la Escuela del Rock a la Palabra, le provocó el cuento:


Pésima Perruna

El perro es el que acompleta
Un lugar y un sentimiento
Más que un ladrido en el viento
O el dueño de la banqueta.
Del jardín único poeta
Que tan sólo observa y calla
Discreto como morralla
Que sueña en aquel bolsillo
Cual príncipe de castillo
Queriendo saltar la valla.



Firmado:

Y el cuento aquí va:

PERRO PERDIDO

a Fernando Boullosa

Un señor pierde su perro. Está bien, cualquier señor cualquier día pierde su perro. Hay muchos señores que pierden su perro. O no. Pero éste es un señor que pierde su perro un día. Como cualquiera, digamos. Por decir algo: pierde su perro por angas o por mangas. Lo pierde porque se sale a la calle y entonces ya deja de tener perro porque los perros se pierden. No es que los perros se pierdan de por sí, porque tienen un olfato y unas patas que los guían, pero digamos que los perros se pierden cuando el olfato o las patas dejan de guiarlos. O cuando se pierden. Hay perros que se pierden.
Por decir algo: deja de estar en la casa. Y entonces el perro se da por perdido. Pero como es el perro de la casa su pérdida acarrea dolor. Trae una sensación como de que el perro se ha perdido; el que hacía tales y tales cosas, el que lo recibía a uno, el que ladraba, el que babeaba de tal modo. En fin, el perro. Pero deja de estar en la casa en cuanto se pierde, en cuanto uno se da cuenta de que no está. ¿Y el perro? No, pues se perdió. Cómo que se perdió. Sí, pues no está. Pero cómo que no está. No, no está. Se perdió.
Sin perro no se puede estar. O bueno, no se puede estar bien sin ese perro. Porque es el perro de la casa y se ha perdido. Cada uno de los de la casa tiene una idea del perro. Lo trata de alguna manera, lo quiere, le estorba. Y ya no hay perro que tratar ni perro que querer ni perro que le estorbe a uno. Ni perro que le ladre. Es que el perro se ha perdido. Algunas veces, sin embargo, los perros se pierden. Digamos que los perros tienen esa característica. Además de que uno los quiere, le estorban o los trata, los perros se pierden.
Y si el perro se pierde ya no hay perro. Hay muchos otros perros, pero ya no hay perro. Y muchos otros perros no son ningún perro. De modo que si el perro se pierde deja de haber perro. Oh, bueno, qué importan todos los perros. Importa el perro y si el perro se va... o, como decir, si el perro se pierde, queda un hueco. El hueco que el perro ocupaba. O no, no el hueco sino el lugar, el espacio, el tiempo que el perro ocupaba. El espacio, el tiempo, el lugarcito que el perro ocupaba.
Un señor ha perdido su perro. Por angas o por mangas ese señor está ya sin su perro. Pero no es ese señor solo, sino su mujer, sus hijos y su casa. O sea que todos han perdido su perro. Claro que el señor siente que ha perdido su perro, pero cada uno de los demás de la casa siente que ha perdido su perro. Y la casa misma siente que ha perdido su perro. Es decir, siente que ya no está. Punto.
Cada uno de los hijos siente, por su parte, que ha perdido su perro. Y la señora siente también, a su modo, que ha perdido su perro. No sólo el señor ha perdido su perro sino que el perro de todos se ha perdido. Y el perro de la casa, en general, se ha perdido.
Pero, cómo que se ha perdido. Pues sí, ya no está. Estaba la puerta abierta y el perro se fue. O alguien se lo llevó, o lo que sea pero el caso es que el perro ya no está y antes sí. Estaba allí, como un perro. Naturalmente. Como cualquier perro de cualquier casa. Su quehacer era estar allí y ladrar, dar con la cola, comerse todo lo que le quedaba cerca del hocico, hacerse el notorio, hacerse el disimulado. En fin: un perro. Pero ya no está. Se perdió el perro de todos, el perro de la casa.
Y la casa está idéntica, en el mismo lugar, con la misma gente, con las paredes del mismo alto, pero sin perro.
Carajo, no está el perro, dónde está, quién dejó la puerta abierta, qué no ven que se pudo haber salido. Y no está acostumbrado a andar solo por la calle. Dónde está el perro. Demonios, dónde está el perro. Quién carajos dejó la puerta abierta.
El caso es que el perro ya no está. Y el señor piensa, siente, que ha perdido su perro. Y cada uno de los demás que viven en la casa siente, sabe, que ha perdido su perro. El perro que tenían entre todos. El que era el perro de la casa. No su íntimo perro, sino su perro. El perro de cada uno de los de la casa. Qué lata.
¿Se pierden los perros? ¿Los perros son para perderse? A ver, veamos: el perro se salió. Estaba abierta la puerta. Si se salió se pudo haber perdido, o se pudo haber ido a alguna otra casa, o a alguna parte. Vamos a ver si se metió en alguna casa. Vamos a ver si anda por ahí. Si no, va a volver cuando le dé hambre. Lo mejor que le puede ocurrir a un perro perdido es que le dé hambre y vuelva a donde come. Ya está, no hay por qué preocuparse: cuando le dé hambre va a volver.
Chst, chst, chst, perro. Todos los que perdieron al perro van por las calles aledañas chistándole al perro. Al cabo va a volver. En cuanto le dé hambre va a volver. Chst, chst, perro, perrito. La casa es la única que no le puede chistar, pero está allí, sólida, es¬perando al perro. Espera y espera. Al cabo va a volver. Pero no vuelve.
Es decir, que el señor ha perdido su perro y su mujer del señor ha perdido su perro, y por consiguiente, sus hijos también perdieron su perro. No se diga la casa, que, aunque no diga, está desconcertada sin el perro. Porque todo está igual, no pasa nada, sólo que falta el perro. Es decir, que un señor ha perdido su perro. ¡Puta madre, tan buen perro!
Habiendo tantos perros, es lo de menos perder uno, piensa el señor, pero no se conforma. Sí es cierto que hay muchos perros, pero un perro es un perro. No es como un hijo: es un perro. Pero cómo se salió, quién dejó abierta la puerta, carajo, ¿qué no ven que se pudo haber salido el perro?
Pero un perro solo bien puede ir por las calles. Sortear los coches, hasta cierto punto. Digamos que hasta donde los coches pueden ser sorteados por un perro que no está acostumbrado a andar solo por las calles. O sí, aunque esté acostumbrado, hasta cierto punto. Es decir, que bien pudo haber sido atropellado por un coche en cualquier calle. Todos piensan, aunque no lo digan, que bien pudo ser atropellado por algún coche en alguna calle. Como decir: entonces el perro de la casa ya no va a volver, porque si ha sido atropellado por un coche, lo más seguro es que ya no vaya a volver. Ni siquiera rengo. Cualquiera piensa (señora, hijos, señor, casa) que bien puede no volver ya nunca si algo tan horrible le ha pasado. Y ese accidente les pasa con frecuencia a los perros en la calle. No es cosa del otro mundo. Lo pudo haber sido golpe muerto apachurrado tripas atropellado un coche y sanseacabó. Entonces no va a volver. Si le ha ocurrido un accidente.
Chst, chst, perro, perrito nuestro, perro. Bueno, puede no volver y entonces ya. Pero no es un perro que uno diga, bueno, si no vuelve, que no vuelva y ya. Porque no es un perro chico. El perro que se perdió del señor es un gran perro. Es decir, es un perro grande. Y es, además, el perro. Grande o chico, es el perro. Atropellado o perdido, o metido en cualquier otra casa, es el perro de uno y uno no tiene por qué aceptar que se le pierda su perro. Así nomás. Porque alguien dejó la puerta abierta, a lo baboso. Pero qué descuido, carajo, quién dejó la puerta abierta. ¿Y no vieron si alguien se lo llevó? Estaba tan grande y era tan buen perro que alguien se lo pudo haber llevado.
Aunque pasen días y días, uno piensa siempre que el perro va a volver. En cuanto le dé hambre. Sin embargo el argumento va perdiendo brillo. Ya le debe haber dado hambre y no ha vuelto. Demonio de perro. No ha vuelto. Ni aunque le haya dado ya hambre. A lo mejor lo atropelló un coche.
Cada quién ha de pensar algo parecido, pero nadie habla de eso. A lo mejor lo atropelló un coche, porque no sabía andar solo por la calle. Pero quién va a hablar de eso. El perro es un perro grande, bonito, fino; no muy educado, pero fino. Y grande, como para que cualquier coche que quisiera atropellarlo lo viera a tiempo de enfrenar. A menos que quisiera atropellarlo. Pero quién va a querer atropellar a un perro tan fino. No, en cuanto le dé hambre va a volver. Pero ya le debe haber dado hambre muchas veces. ¿Qué hace un perro fino cuando —y grande— le da hambre muchas veces? Volver. Hace volver. Pero no ha vuelto.
A lo mejor un señor de un coche que lo iba a atropellar y no quiso, se detuvo, se bajó del coche, sacó un mecate y trató —¡coño, qué perro tan grande, y tan fino!— de meterlo a su coche para llevárselo a su casa. Aunque fuera el perro de otra casa. A veces algunos ambicionan los perros de otras casas. Y más si el perro se salió de la casa, que está demudada, porque estaba la puerta abierta, y el señor estaba a punto de atropellarlo. Y claro que el señor del coche no sabe de dónde es ese perro. Ni sabe que un señor ha perdido su perro. Y no sólo un señor sino una señora y unos hijos, más la casa, que también lo ha perdido. Y trata de meterlo a su coche pero el perro se resiste, no le gusta el mecate. O no le gusta el señor. O no le gusta el coche. O el olor. Porque los perros se fijan en eso. El olor hace que el perro vuelva. Si es que vuelve. El olor y las patas, pues. El olor hace al perro.
Y en eso va pasando otro señor en otro coche que no tiene ni siquiera la intención, ni la posibilidad, de atropellar al perro, porque un señor de un coche lo está jalando con un mecate para meterlo en su coche. Oiga, señor, por qué jala a ese perro.
Pero este nuevo señor no es el del perro. Él no ha perdido ningún perro. O no ahora. Sino que le gustan los perros y siente algo raro. Cómo que lo está jalando con un mecate para meterlo en su coche. No ha de ser su perro. Porque si fuera, no tendría que jalarlo. Oiga, señor, por qué jala a ese perro. No es que le importe, sino que es un perro grande y fino al que un señor de un coche está jalando con un mecate para meterlo en su vehículo. Y el perro sí sabe que ese señor no es el señor de ese perro, ni trae a la señora ni a los niños, ya no digamos la casa de ese perro. Entonces, por qué lo jala con un mecate. Oiga, señor, por qué jala a ese perro grande y fi...
El señor del coche que no atropelló al perro pero lo está jalando con un mecate se sube a su coche y se va. Carajo, no debe haber sido su dueño, piensa el nuevo señor del otro coche. Qué dilema. Chst, chst, perrito, le dice, o le diría, o le habrá dicho, ve tú a saber, y el perro que ya perdió a su dueño y su casa y la señora y los niños y la perra memoria con el susto, se sube al coche del otro señor recién aparecido. Demonios, qué perros éstos. Y se va con el señor del otro coche. Qué predicamento. Los perros no tienen buena memoria. O, digamos, en ciertas circunstancias no les importa la memoria. O, lo que importa, en el caso de los perros perdidos, no es la memoria.
El caso es que el perro que perdió un señor (y, claro, una señora, unos niños, un plato, un jardín, una casa), acaba de subirse al coche de otro señor que no es el suyo y que tampoco tuvo la posibilidad de atropellarlo. Qué enredo.
Mientras tanto el señor, la señora y los niños y la casa y el plato que perdieron un perro están inconsolables. Por qué no usan teléfono los perros, coño. Cómo no pueden decir dónde andan si se pierden. Para qué se salen de la casa los perros de uno si no tienen recursos para decir de dónde son. Qué lata. El perro no aparece. Siquiera le hubiéramos puesto una medalla con sus datos. De modo que fuera un perro con una medalla de identificación. Hay perros así. Cómo, si abrimos la puerta, no le hemos puesto nunca una medalla de identificación al perro. Qué torpeza. Una medalla con la dirección y el teléfono. Y su nombre. Para que si se quedan con él sepan cómo se llama y no le anden diciendo chst, chst, perro, perro.
Pero el caso es que un señor ha perdido su perro. Y eso es lo que no está bien. No está bien que un señor pierda su perro. Por ningún motivo está bien. Siendo grande y fino, no está bien que ya no ladre, ni menee la cola así, ni enlode la ropa con la pata, ni lama la mano ni haga todas sus lecciones de perro. Carajo, dónde andará.
O adivinar si un señor que va pasando por una calle con su coche ve que otro señor, que está afuera de su coche, está tratando de meter un perro grande y fino en su coche con un mecate, le dice, oiga, señor, por qué jala a ese perro, y el señor del coche deslegitimado en ese instante, se sube a su vehículo y se va como si fuera un ladrón dejando al perro desamparado y asustado. Y jaloneado. Porque hay perros que no están acostumbrados a andar solos por la calle y cualquiera que les diga chst, chst, perrito, se los puede llevar. Siempre que no quieran jalarlos con un mecate.
Por lo tanto, el señor que no quiso, ni hubiera podido, atropellarlo, sino que le gustan los perros, le dice chst, chst, perrito, y el perro del señor que perdió su perro se sube al coche de otro señor que ni ha perdido su perro ni quería atropellar a ninguno ni sabe cuál es el señor, la señora, los niños, la casa y el plato que han perdido un perro. Qué odisea.
Pero veamos: en una casa hay un señor al que le gustan los perros. Como hay muchos señores a los que les gustan los perros. No tiene nada de particular. Es un señor. Pero resulta que ese señor en particular se ha encontrado un perro. Cómo que te encontraste un perro. Pues sí, me encontré este perro. Se ve que es fino y es grande y es muy bonito. Ha de haber sido de alguien que lo perdió, porque éste es un perro fino. Alguien lo ha de haber perdido porque un señor de un coche que, por fortuna, no lo atropelló, lo estaba jalando con un mecate. Por qué jala usted al perro con un mecate, le iba a decir, pero el señor se subió a su coche y se fue y entonces el señor tiene ahora dos perros. Bueno, ahora tiene un perro y una perra, porque resulta que le encontró un perro al que otro señor de otro coche estaba jalando con un mecate y le dijo chst, chst, perro, perrito, perrito, y el perro se subió a su coche y se lo ha traído a su casa. Qué gusto pero qué contrariedad porque ahora tiene un perro y una perra, más una señora, unos hijos, una casa y un recipiente para darles de comer a dos perros. Uno que ya tenía, o más bien, una, y el que se encontró. Dos perros. Una casa con dos perros grandes y finos.
Cómo que te lo encontraste si es muy fino. Y muy grande. Sí, me lo encontré. Es como decir: estaba tirado y lo recogí y como no tenía dueño me lo traje a la casa. Quién será su dueño. Ha de tener un dueño. Ha de ser de algún señor que ha perdido su perro. Y a lo mejor el señor del perro tiene hijos y señora y casa, y ahora no tienen perro que les ladre. A lo mejor han perdido su perro. Qué contrariedad. Hay gente que pierde su perro. Por eso nunca hay que dejar la puerta abierta. Porque se salen y no pueden hablar por teléfono para decir estoy en tal o tal lugar, vengan por mí. Se pierden y ya: se perdieron. Uh, pues está muy grande y es muy fino. Y parece muy dócil, porque el señor nada más le dijo chst, chst, chiquito, y el perro se subió a su coche y por eso se lo trajo a su casa. Porque a dónde lo iba a llevar si los perros no dicen dónde viven y no dicen que un señor los perdió.
Lo de menos es que el perro se quede en la casa porque es de la misma raza que la perra de la casa y cuando la perra necesite reproducirse ya tiene perro que la ayude. Y qué perro. Un perro fino y dócil. Qué dócil es y qué fino. Y qué bonito. Se va a llamar Smith, porque es muy fino. No, mejor Maurice porque se ve que es un perro fino. Mejor hay que llamarlo Lobo. Chst, chst, Lobo, Lobo, ven. Pero el perro del señor que había perdido su perro no entiende ese nombre y no va. Chst. chst, Maurice, Maurice. Y no va. Smith, Smith, come in, come in. Y el perro va porque le están dando de comer a la perra y también le dan de comer al perro que un señor estaba jalando con un mecate, y así.
Pero, ¿pueden pasar muchos días sin que un perro perdido de una casa que tenía un señor, una señora, unos niños y un plato, se ponga triste? Está muy triste Lobo. Ven, Smith, no te pongas triste. Maurice, Maurice, por qué estás triste. Coño, cómo le haremos, el perro está triste. Ya tiene muchos días en la casa del señor que ya tenía perro —perra— pero cada día está más triste. Así los perros no pueden estar. Para qué los quiere uno así. So¬bre todo los perros que se pierden. Deberían traer una medalla al cuello con su nombre y su dirección. Porque si alguien los pierde los perros se ponen tristes. Qué caos.
¿Estará vacunado? ¿Este perro estará vacunado? Sí, tiene una medalla al cuello con la fecha de su vacuna. O sea, que sí está vacunado. No le puede dar rabia, ni moquillo. Así que era un perro al que vacunaron. ¿Te vacunaron, Smith? Maurice, Lobo, te vacunaron, ¿verdad? Habla, perrito, habla. ¿No vas a hablar? No, claro. Si hablaran no se perderían. Así es que en la medalla está el nombre de su veterinario. Con el teléfono y la dirección de su veterinario. Uf. Vamos a ver si el veterinario sabe de quién es este perro, porque está muy triste.
Mire, doctor: un mecate, sí, con un mecate. No, grande, y fino. Nosotros, Smith, pero no sabemos. Negro y muy dócil. En tales y tales calles. A lo mejor es de un señor que perdió su pe¬rro. Muy triste. Por eso, muy triste. Unos aullidos que parecen mugidos de vaca. Es decir, como de toro. Como quien dice, uno oye y parece un toro mugiendo. Nosotros, una perra de la misma raza. No, ella no. Es que un perro así. No, no puede andar sin que alguien diga qué bonito perro, me lo llevo a mi casa. Collar, sí, pero sólo con la medalla de la vacunación que dice que lo vacunaron contra la rabia (y de seguro contra el moquillo, ¿no? ¿Usted vacuna? Ah, porque nosotros también tenemos, y como está muy triste. Una tragedia. ¿Como de detectives? Ja, ja. Sí, como de detectives. Pues mis hijos. Y una señora. Nuestra perra tiene una señora y un señor, bueno, me tiene, y unos hijos y comprendemos. Casa y plato. Pero es que un señor afuera de su coche, un día, con un mecate, en tal y tal esquina. Perrito, chst, perrito. Se lo voy a agradecer mucho porque está muy triste.
Tantos perros tiene la clínica. Tantas vacunas. A ver qué perros finos hay por tal y tal calles. Qué perros, nosotros. Mire, debe de ser el perro de tal señor. Digamos: no sé, pero podría ser tal perro. Como decir, podría ser cualquier perro, pero a ver. Porque a veces se pierden. Tal número de teléfono, tal nombre.
¿Bueno? Que si aquí hay un señor que ha perdido un perro.

12 abril 2009

Yo te platico, Juan (III)



III

¿Por qué, Juan,
se pone uno triste a ponerse triste,
se coge uno sus ojos y los llora,
se esconde uno su corazón, lo ensombra,
lo humedece
y lo deja a que le crezcan hongos?

¿Tú sabes, Juan,
por qué nace uno tan capaz para estas cosas?


Escúchalo en voz de Marta Aura:


11 abril 2009

.. en la cocina, cocinando

Alejandro me enseñó a cocinar, y más, a cocinar para muchos. Este jueves el motivo fue la presencia de Val, el hijo de Pilar con quien llevo meses compartiendo la continuidad de la vida. Tiene 18, acaba de llegar de México a pasar unos días. Invité a Olga y a Jaime, de edades próximas, con sus madres que son mis amigas. Nos juntamos ocho.

Vino Val al mandado el día antes, disfrutó del mercado, que no se me olvide decir que también es poeta. Fuimos a la tienda de congelados. No había palometa así que compré perca, enseguida me di cuenta de que este pescado era el bueno para el cebiche pero quién sabe como iba a funcionar con la receta a la veracruzana. Pues a probar, oí que me decía Alejandro. Y el pollo mejor comprarlo en la Costanilla de las Trinitarias, es muy sabroso. Pollo y pescado, quien no quiera una cosa la otra, y de primero una rica y completa ensalada de pasta que preparó Arantza.

Comencé temprano a cocinar, sola con Alejandro. Chin, olvidé la crucecita con el cuchillo ahí debajo de los tomates para escaldarlos, nimodo. Y el ajo, ya nunca aprendí a cortarlo con tu destreza (a ver si con María Aura). Aunque la receta dice dejar pocos minutos el tomate en la cazuela, ya descubrimos que muy hecho gusta más. Y sí seguí la receta para ir incorporando el resto de ingredientes. ¡Ah, bueno! y nada de horno, ni mantequilla, ni sartén. Cuando la salsa está lista la dejamos reposar. El pescado se echa un poco antes de comerlo, ahí fue cuando me di cuenta que el grosor de la perca requería más tiempo, para ligar con la salsa. Sin duda, mejor los finos filetes de palometa o los de pescadilla. Y claro estuvo mucho más sabroso el pescado al día siguiente.

Ahora vamos con el pollo, me asomo a tu blog para leer tu receta y la adenda qué hiciste la siguiente vez que lo cocinaste. ¿Y las cantidades? Pues eso, un poquito, un chorrito, una pizquita y tantito de esto y aquello. Es cuestión de oído, ya lo aprendí, escuchar al aceite, al vinagre, al sake, al ajo molido y … fue el plato estrella.

Se disfrutó la comida, la plática, la poesía, las canciones, todos los ingredientes hicieron un platillo delicioso. En fin, se dio la magia que siempre tú conseguías.

Además encontramos a un perro perdido del que hablaré otro día.

10 abril 2009

Yo te platico, Juan (II)



II

Esta semana
en el Panteón Civil de Dolores
dejamos a mi abuela anclada en la tibieza,
dicen,
de la tierra,
la guardamos con su corazón quieto,
la pusimos a conocer la vida nunca más

Yo te platico, Juan, que esta semana,
después de 16 días en estado de oxígeno,
murió mi abuela.

Con suero y con plegarias
le fueron dando una como forma de pan,
una como levadura,
tal vez
para después de muerta
irse haciendo costumbre con la tierra.

Yo te platico para que sepas la muerte de los viejos,
ni más ancha ni más escalonada.
Como le pusieron la sábana blanca
así murió;
como la dieron de baja en el mercado,
en la misa, en la familia,
así murió;
tal como hicieron el acta
para decir que así murió:
Florencia Pineda Lagunas,
87 años,
viuda de Aura,
viuda de dos hijos,
viuda de Teloloapan, Guerrero,
viuda de ver la muerte
y ahora
viuda de todo sol y toda luna,
así murió.

Creció y se multiplicó sobre la tierra;
somos sus rasgos en gerundio:
tres hijos,
ocho nietos,
y siete bisnietos hasta hoy,
12 de marzo de 1967,
pasado mañana del día de sol que la enterramos.


Escúchalo en voz de Marta Aura:


09 abril 2009

.. en la Semana Santa, bajo nuestro balcón

Los tambores, las trompetas golpean mi pecho más que nunca, por tu ausencia. Todas las Semanas Santas las pasamos en Madrid, la ciudad se queda tranquila y las carreteras se vuelven locas.
Como ya contaste no pasa la procesión por delante de nuestro portal, y anoche al oír los redobles como ratón de Hamelín seguí sus pasos, pero nada más podía verte a ti y oírte a ti.

Ahora acudo a tus palabras para describir la procesión, busqué en tu blog “Semana Santa”. Y me traje estos pedazitos del 2007:

Ya están anunciando las procesiones de Semana Santa. De la iglesia de Medinaceli que está a cuadra y media, sacan la imagen venerada y la pasean por el barrio en un espectáculo que todos los años he visto desde la ventana. Ah, si lo vinieran a ver con nosotros mis amigos. Los aromas del incienso, rumbo al cielo, en donde son tan apreciados, ascienden por este tercer piso y untan su místico mensaje en los balcones. La procesión avanza con tal lentitud que pareciera que cuando acabe va a quedarse todo quieto hasta que vuelva a ser Semana Santa. Estaba calculado que cupiera exactamente en el espacio que quedaba libre entre los coches estacionados y la acera contraria; pero ahora, este año, ¡qué holguras va a tener! Van a poder mover para un lado y para otro al Cristo, cuyos costaleros hacen la faena con precisión y alegría al son de las solemnes músicas que acompañan su frente coronada de espinas y su sangrado rostro y no faltará quien le cante una saeta sin tener que sacar medio cuerpo entre los coches. Qué distinta va a ser este año la procesión. Volverán a salir todos los vecinos y esta vez habrá espacio hasta para invitados y curiosos que aplaudirán los pasitos retozones que hacen que la imagen dé la impresión de que se atreve a bailar de gusto. Un poco de paganismo, digo. Estamos en Madrid.

Del 24mar2007 en Procesión en calle nueva

Muy bonita calle nos dejaron con las obras de remodelación del barrio, que ni qué, pero confieso que anoche me sentí frustrado cuando supe que no pasaría por aquí la procesión del Señor de Medinaceli que ha pasado todos los años anteriores y que yo suponía que ya tenía esta ruta desde los tiempos de Lope, por lo menos; que porque todavía no están terminadas las obras de Puerta del Sol y eso los obligó a hacer otro recorrido, decía la información. Me puse a imaginar el papelón que habría hecho si hubieran venido amigos a verlo desde mis balcones, como dije orgullosamente días atrás.

Del 27abr2007 en Carne en vigilia

Y este del año pasado me conmovió por el tono, como se ve en el título, está teñido de oscuridad como pocas veces:

23mar2008 en Lúgubre y lóbegro

08 abril 2009

Yo te platico, Juan (I)



YO TE PLATICO, JUAN

I

Tú no supiste, Juan, lo que pasó este día
porque no vives en la calle de mi casa,
pero yo te platico
porque sé que te hace huella toda pisada
sobre el mundo;
yo te platico porque sé
que tú quisieras estar en todas partes.

Hoy un coche atropelló a una bicicleta con un niño.

Ay el niño con su suéter rojo
como una escultura
sobre el espacio negro de la calle,
ay el niño dormido junto al fierro.

Yo te platico, Juan, el mustang y su dueño,
la cantidad de gente que se puede juntar en un minuto,
yo te platico el teléfono y el grito,
pero no puedo decirte
la carrera negra y roja y loca
(iban los dos, porque ahí estaban los dos
en su tranquila siesta)
y el cinturón desabrochado
quién fue, quién fue, quién fue
–iba así, venía así, cruzó, frenó
y la camisa también desabrochada
al hospital, al hospital, decía
y el niño duerme y duerme, Juan
en los brazos de su padre.



Escúchalo en voz de Marta Aura:

07 abril 2009

.. en Coyoacán (IV)

En noviembre del año pasado, ya pasada la fecha de muertos, me llegaron unas "calaveritas", esos poemas que en México se escriben para la fiesta de muertos, y que Alejandro define muy bien en un poema suyo: Felicidad del oficio.

Me llegaron, decía, y me conmovieron. Estaban dedicadas a Alejandro, escritas por alumnos de la Escuela Secundaria "Héroes de Chapultepec" de la Ciudad de México, resultado del trabajo que habían hecho con el maestro Marco Antonio Cortés.

Les invité a que estuvieran presentes el día 7 de marzo. Trajeron su póster gigante sobre cartulina roja que ya habéis visto y uno de ellos, Willebaldo Heredia García, las leyó.

Aquí están:


Para poder leerlas, aquí están de nuevo:



Calaverita a Alejandro Aura
Valeria Castro Pérez


De familia humilde venía
y en la colonia Obrera creció
Alejandro Aura nació
pues un 2 de marzo llegó.

La ciudad de México fue
su cuna de abolengo
y aunque a Madrid se fue
en mi corazón lo tengo.

En la infancia escribía
inclinándose por la poesía
y su principal pasión
fue siempre la ficción.

No solo fue un poeta
también del teatro vivió
la danza fue su faceta
donde el teatro conjugó.

Aunque su Aura tenía
en apellido quedó
y el angelito creía
que nunca el fin llegaría.

Para que no lo alcanzara
la Gran Señora de Blanco
Alejandro se fue de escapada
a Madrid, con sus milagros.

El 30 de julio
finalmente llegó,
vestidita y muy feliz
la Catrina por Alejandro
Sin mentiras y sin ardid.

La ficción de sus trabajos
no lograron su salvación
pues la Catrina llegó
Y sin pensarlo se lo llevó.


A Alejandro Aura
Fernando Salvador Álvarez Pacheco

Dos mil ocho le gustó a la huesuda
para oír el poema de la Rosa Triste
que Alejandro Aura escribió.

Se puso poeta la flaca
y eso no lo entendía yo
pues su misión en la Tierra
es llevarnos al panteón.

Dramaturgo Mexicano
Las Costas Terrestres
Alejandro nos escribió.
Será que por eso la seca
al panteón se lo llevó.

Aura, Aura, le gritaban
un poema por favor
o con mis manos huesudas
yo te llevo al panteón.

A pesar de recitarle El Triste
Alejandro no se salvó
y descansa este gran hombre
bajo tierra del panteón.

Para: Alejandro Aura
Juan Manuel Martínez Rendón

Alex te puedo decir
lo digo con gran dulzura
yo te puedo bendecir
por promover la lectura.

A veces es necesario
ser un hombre de talento
llegaste a ser empresario
y todo mundo contento.

En la larga trayectoria
que en tu vida tuviste
ese teatro en tu memoria
se ha quedado muy triste.

Todo queda en el recuerdo
ese bar que existió
llamado el hijo del cuervo
que como teatro fungió.

Fuiste un gran poeta
y en tu rima se notó
que tuviste gran talento
y hasta el tiempo trascendió.

La flaca estuvo esperando
a este gran dramaturgo
y conociendo a Don Alejandro
ya le tocaba su turno.


Todo lo que sucedió .. en Coyoacán

06 abril 2009

Canto de la representación



CANTO DE LA REPRESENTACIóN

No nos gusta mucho decirlo
pero nos parecemos en oficio a los dedos de Dios,
para que entiendan. Yo era mayor que todas las
visiones posibles:
cuerpos, como quieran, humanos, inhumanos,
digamos árboles, mamparas, o agua y viento
y, bueno, lumbre.
Era muchos un día, para decir de qué manera
fui designado
a ennoblecer mi multitud de atrás y de adelante,
pequeña parte feliz, pequeño.

Igual que todos
como, duermo, etcétera, y lo demás que se hace
en la vida privada de las gentes.
Retrátame este instante, al cabo da lo mismo.
Esta es una cuestión
por la que yo respondo aquí,
y en donde quieran,
en la vida privada de las gentes.

No nos gusta decirlo, pero en verdad
(llegará el día en que todos los trapos
los saquemos al sol)
echados a vivir, acomodados, llenos de desconcierto,
pulimos nuestro gesto para dar cardillo,
¡qué hermoso!
y eso decimos
como si los dedos de Dios
tuviéramos palabras.
Porque al fin aquí está: bueno es
el amor humano
que así se representa
en uno solo
tantas veces.


Escúchalo en voz de Marta Aura:


05 abril 2009

.. un domingo mexicano desde Madrid


Es domingo, siento México en mis venas, necesito respirar su aire, entonces descuelgo el teléfono, hablo a los hijos de Alejandro, a los amigos, escucho un bolero, ojeo la prensa mexicana. Me preparo unos taquitos de huevos a la mexicana, me enchilo, me tomo una chela, y como regalo la tortilla, que cruzó el océano, que vivió en el congelador, se infla cuando la caliento en el comal.

Es un domingo de Alejandro, sin duda, así que me tomo un mezcal.

04 abril 2009

Canción del terco



CANCIóN DEL TERCO

Me dijeron que no,
terco mi pulso ha latido siempre,
porque es difícil azar
tomar del rabo la margarita justa,
del tallo, como dicen los hijos de Dios;
es muy difícil el canto,
puede ser,
a mí se me hace fácil.
Dice y dice me dijeron
todas las cosas que se dicen
cuando un lírico sucede a una familia:
sólo la paz de una buena casa
quiere el hombre,
sólo su buen aroma de cocina,
sólo su dormidor sillón, su chimenea
quiere el hombre.
Yo también, para todos;
yo también, pero cantando.

Me dijeron que no,
ah, terco, cómo me lates fuerte,
que mejor me callara: la soledad,
la indefectible soledad humana,
su presencia de nube, su esfumino,
la existencia de un algo y una nada
entre mi voz y tus ojos;
entre mi voz y tus ojos abiertos
lo que tu vista alcance, nada más;
y cerrados,
lo que mi voz te diga, nada más.

Que no,
pero no les hice caso
y me puse a trabajar;
oh qué terquedad la de mi pulso
que aunque yo me duermo
no me deja en paz;
y entre un oficio y otro
aquí me tienes.
Ahora tira tu lanza contra mí,
dime algo.



Escúchalo en voz de Marta Aura:


03 abril 2009

.. en un marcapáginas

Ayer fue un día muy largo, de esos en los que la noche sucede al día como si estuvieran hechos de la misma materia, de esos en los que el tiempo se sienta a descansar y te mira y te dice ¿qué onda!, así, interrogador y exclamativo, aquí me voy a quedar, no tengo ninguna prisa… y yo con la intensidad del día encima y sin sentir que en la noche se producía el cambio de tercio necesario para irme a dormir, permanecí sentada en mi “sillón de orejas”, en mi butaca de lectura, en la que escucho los antiguos LP’s, la que me arrulla las noches de insomnio, las tardes de siesta, la que recoge los pensamientos desbocados. Me senté a esperar, a esperar a que pasara.

Y aquí estoy de nuevo para mostraros este marcapáginas:



Que contiene un texto que Alejandro envío el día 23 de junio del año 2008 para promocionar su blog, y el mensaje acababa así:

Revelaciones como ésta y otras enseñanzas tan útiles como necesarias en:

www.alejandroaura.com (lo que ese día escribió)

La idea fue mía, quiero decir la que buscó un dibujo de CHAC que le fuera al texto.
El diseño de Irma, que tanto bien me hace.
Y CHAC es una de esas personas muy cercanas a Alejandro de las que todavía no he hablado, pero en cuyos rostros, además de en sus palabras también encuentro a Alejandro. Os invito a visitar sus blog-ilustrado:

Tiempo imaginario CHAC

Y, volviendo al inicio y para acabar, deciros que así hay días y que el tiempo finalmente pasa.

01 abril 2009

El azorado



EL AZORADO

¿A mí me han escogido?
¿Por qué?
¿Qué música puedo yo tener?
¿Qué he de decir?

A mí me gusta el confort,
la buena vida, el buen vino,
la buena plática, el café
y las flores.

¿A quiénes represento?
¿De qué puedo hablar?
¿Por qué yo?
¿Por qué yo?


Escúchalo en voz de Marta Aura: