Sus poemas
y todos aquellos lugares,
reales o virtuales
en los que encontrar a Alejandro Aura.
30 junio 2009
Pausa (VII)
VII
A veces me callo
y entras, hondo, a mi silencio.
Húmeda de misterio
reapareces.
¿Qué hay
en donde no digo nada,
compañera?
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
29 junio 2009
.. en las calles de Barcelona ..
.. por las que paseamos juntos, en dos meses de mayo, muy separados por las circunstancias, el de 2002 y el de 2006. Del primero no tengo fotos, tan útiles para construir la memoria, pero sí del último; y dos de esas fotos las tengo muy presentes, te pedí que te metieras en ellas, aumentando así con tu presencia la armonía de la ciudad.
Ahora paseando de nuevo por sus calles (me invitó José Sanchis al estreno de su nueva obra de teatro: "Vagas noticias de Klamm") estuve muy atenta a todos los detalles: la luz tamizada por las vidrieras de Santa María del Mar, un lento caminar por las estrechas calles del barrio antiguo, la música clásica que parece salir de las piedras de la plaza del Rey, el burumbio de las Ramblas, la ropa tendida en la Barceloneta, el paralelismo natural de playa, mar y cielo, las sombras de la caída de la tarde, la onírica azotea de la Pedrera, los gruesos trazos del pantocrátor, la vista panorámica desde Montjuic... Muy, muy atenta, como si alguna de esas cosas me fueran a hablar de ti. O, mejor, como si pudieras escaparte de alguna de esas dos fotos un ratito, ahí en Barcelona, para volver a caminar junto a mí.
Ahora paseando de nuevo por sus calles (me invitó José Sanchis al estreno de su nueva obra de teatro: "Vagas noticias de Klamm") estuve muy atenta a todos los detalles: la luz tamizada por las vidrieras de Santa María del Mar, un lento caminar por las estrechas calles del barrio antiguo, la música clásica que parece salir de las piedras de la plaza del Rey, el burumbio de las Ramblas, la ropa tendida en la Barceloneta, el paralelismo natural de playa, mar y cielo, las sombras de la caída de la tarde, la onírica azotea de la Pedrera, los gruesos trazos del pantocrátor, la vista panorámica desde Montjuic... Muy, muy atenta, como si alguna de esas cosas me fueran a hablar de ti. O, mejor, como si pudieras escaparte de alguna de esas dos fotos un ratito, ahí en Barcelona, para volver a caminar junto a mí.
Trata de:
cuando no puedo evitarlo,
en España,
foto Alejandro Aura,
ilustrado
28 junio 2009
Pausa (VI)
VI
Yo te pongo mi amor,
te pongo un clavo encendido,
te pongo mi mano gruesa
para que saltes el vallado.
Tú
ensarta una flor en tu pelo
para que yo te la mire.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
27 junio 2009
.. en Casa de América (VIII)
Toya y Fernando siguieron su repertorio:
Sandunga --> Fernando
El sol que tú eres --> Toya
Pena de los amores --> Fernando
Escúchalos:
Incluyo la letra de la cantada por Toya, por chiquita y poderosa:
Sol redondo y colorado
Como una rueda de cobre
De diario me estás mirando
De diario me miras pobre
Me miras con el arado
Luego con la rozadera
Una vez en la llanura
Y otra vez en la ladera.
Sol que tú eres
Tan parejo
Para repartir tu luz
Habías de enseñarle al amo
A ser lo mismo que tú
Todo lo que pasó en .. en Casa de América ..
26 junio 2009
Pausa (V)
V
Ella es dulce como la saliva de ciertas flores que amo,
ella es suave como su piel como la luz muy tenue,
ella es tierna y morena y yo la quiero
y no le gusta vivir al viento,
ah no le gusta vivir al viento,
y yo que partí de mis raíces duras,
que dejé las anclas de mi nombre llenas de orín y pesadeces
para poder vivir al viento
y no le gusta;
enciéndase la lámpara de los días amargos,
¿voy a desconocer una vez más la libertad
de estar atado a la carne del amor terreno?
y me gustan sus cabellos para esconder la lujuria de mi aliento
y me gustan su talle y sus caderas
para abrazar la arena de su vientre con mi pecho desnudo,
ay y no le gusta vivir al viento a la niña de mis cantos
¿qué voy a hacer ahora?
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
25 junio 2009
.. en este texto de Simón Aura
Ese maguey junto a la ventana de Simón en el hospital me remite al nopal del poema de Alejandro, y al tiempo que tardé en entender la amistad entre ellos.
“El maguey detrás de la ventana. 6jun2009
Simón G. Aura
Frente a la ventana de mi habitación en el hospital de Cantoblanco (hab-18-cama-2) hay un maguey.
Es un maguey enorme y con una flor que se pierde entre las ramas de los árboles que lo rodean, porque, para el que no lo sepa, los magueyes que son unos cactus raros, como madejas de alas verdes y picudas y de aspecto sediento, que crecen por lo general en tierras secas o descampados donde para su buena fortuna, (pues son plantas de desierto) siempre cae el sol aunque sea aunque sea durante una buena parte del día.
Pues resulta que como todas las cactáceas, por extraño que parezca, dado su aspecto seco, árido, rasposo, punzante; dan flores todas dan flores, desde el típico cactus tubular, o el que parece tenedor queriendo trinchar el cielo, o el nopal que hasta en fruto se convierten sus flores dando origen a la deliciosa y exuberante tuna, ya sea verde o roja, o el agave del que se extrae el famosísimo tequila, o el misterioso peyote, con su espíritu mezcalito que abre los sentidos a otras percepciones y otorga cierto poder al que sabe utilizarlo, y que da unas pequeñísimas flores rosa pálido que salen en su cresta a ras de tierra. Así el maguey también da flores, solo que es una única flor que sale desde el centro de la planta, desde su mismo corazón y se yergue en un tallo largo, largo, largo, como si quisiera llegar a las nubes para sacarles un poco de agua antes de morir, o tocar al sol para saludarlo y darle gracias por tantos días de su vital calor, no lo sé.
........................(cont. en "Leer más").......................
Dicen que cuando al maguey le crece la flor es que está a punto, a punto de morir y a punto para que, aquellos que saben, extraigan del tubérculo que alberga sus raíces, el sagrado aguamiel del que se fabrica “el pulque”, bebida mitad embriagante mitad alucinógena y que sólo se produce en México, pues la receta ha pasado de generación en generación entre los indígenas desde tiempos prehispánicos hasta nuestros días. ¡Humm! Y ¡“los curados” que se hacen con el pulque!. “Los curados” son como batidos de frutas o jugos (zumos) de verduras y/o de frutas frescas o frutos secos. Los hay de fresa, de plátano, de piñón, de mamey, de guanábana, de nuez, de cacahuete, de apio, de cilantro y hasta de aguacate, y cuando los tomas en el campo en vasos de litro como los minis de España o en jarritos de barro de medio litro o de litro, poco a poco vas sintiendo que te vuelves parte de la naturaleza. Hay que tomarse por lo menos un litro o dos para sentir el efecto, según la constitución física de cada quien, porque en cuanto a calidad, se puede decir que siempre es la misma, lo compres donde lo compres. Eso sí, algunos son más sabrosos según la mano del pulquero y sus secretos para fermentarlo. Si algún día vais a México, no olvidéis tomaros “un curadito de pulque”, no más pa’que sepan “lo que es amar a Dios en tierra de indio”.
Pues volviendo a mi ventana, y a lo que os estaba contando, ayer vino Milagros a visitarme al hospital. Milagros es mi tía política aquí en Madrid, viuda de mi tío Alejandro que se nos fue pa’l otro lado hace ya casi un año, Dios (si es que existe) lo tenga en su santa gloria y que lo bendiga con todo lo que se merece, y con todo lo que le gustaba, porque bien que se lo ganó en la vida, y sino existe Diosito, no importa, porque los que todavía estamos aquí nos acordamos de él y lo honramos siempre que se puede … ¡Ay, el tío ale! ¡Mi tío Ale! .. como se te echa de menos. A vece se me aparece en sueños y es como si estuviera aquí, o cuando leo sus poemas o sus textos, en el fondo de mi corazón escucho su voz fuerte y clara rotunda y orgullosa que se yergue como la flor del maguey directamente apuntando al cielo.
Pues después de saludarnos y de dar unos pasos por la habitación Milagros se dirigió hacia la ventana y lo primero que comentó, quizá para darme ánimos o para romper el hielo, o para que no me sintiera yo tan solo en esta habitación, dijo:
“¡Mira, ahí hay un maguey! ¿Ya lo viste?”
-Sí, respondí automáticamente, pero luego me di cuenta de que no miraba en la misma dirección en la que yo había visto originalmente al maguey, y pensé “¿se habrá movido?, ¿o es que hay más de uno?”
- “Está muy bonito y es muy grande”
Entonces me di cuenta de que no hablábamos del mismo, pues el que yo había visto no era demasiado grande. Me asomé como pude por la ventana tras incorporarme u poco en la cama y entonces lo vi: Un maravilloso maguey en flor, tres veces más grande que el que yo había visto primero.”Al menos tienes una bonita vista desde aquí y no como en otros hospitales que o no tiene vistas o las ventanas da a otro muro o al vacío ruidoso de las calles”.
Y sí, la verdad es que este bosquecillo que está detrás de la ventana de esta habitación en la que me recupero lentamente de la paliza que me dieron el martes en la madrugada al salir del trabajo en la discoteca y de la propia paliza que yo le he metido a mi cuerpo y a mi alma desde hace ya bastante tiempo, me da un hálito de vida y rellena de un aire fresco mis ojos, mi mente y mis pulmones casa vez que lo veo y me acerco a la ventana. Y se ha vuelto mucho más significativo desde el momento en que Milagros, con sus ojos que todo lo ven y su boca que a todos sonríe, me hizo notar que desde la otra perspectiva de la habitación –donde ahora estoy sentando escribiendo- se ve un enorme y maravilloso maguey en flor, que me hace no sentirme solo, y pensar en mi tierra, en mi gente, en mi tío Ale y en que siempre hay algo bello a la vuelta de la esquina, al otro lado de la ventana, o desde la otra perspectiva de nuestros propios ojos. ¡Gracias Milagros, mil gracias!
Ahora ha empezado a llover allá afuera en el bosque, sobre el cactus y también aquí adentr0 sobre mis mejillas esta chorreando el aguamiel que sale rodando por entre las espinas doloridas de mis ojos que se asemejan hoy todavía a dos tunas rojas, moradas de tan maduras.
PD: Cita:
“Al nopal lo van a ver
Sólo cuando tiene tunas”
Dicho popular mexicano
Trata de:
dedicado a Alejandro,
en España,
ir a su blog
24 junio 2009
Pausa (IV)
IV
Niña,
cuerpo de amanecer,
trébol del alba,
no me digas tu nombre.
Quiero,
nada más,
contemplarte.Esperanzado, huyendo.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
23 junio 2009
.. en el ahuehuete del Retiro
O una historia que se ha ido construyendo a lo largo de muchos años, ahora contada en cinco pasos:
Paso UNO. Lo que Alejandro escribió:
6 de noviembre 2001. Días de España.
El tiempo es implacable, como todo mundo ha descubierto, desde los que enseñaron a pensar a los griegos, pero al fin se llegó el día y desde hoy tengo un departamento en la calle Cervantes número 9, tercero exterior izquierdo, a donde me voy a mudar el viernes o sábado próximos. Ahora sí, sin zafaderas y sin nada. Madrid y yo estamos maduritos para comenzar una relación como la gente. …
Pediré a Lope de Vega, mi vecino, que me asista, no porque crea que él pueda ser buen consejero, que conozco algunas de sus flaquezas y no pocos de los chismes que lo involucran, sino porque sé de sobra que yo no soy buen educando en los asuntos de amor. Pediré al ahuehuete del parque del Retiro que me diga qué.
Paso DOS. El poema
PASEO MATINAL POR EL RETIRO
Oh qué bien se siente andar así,
las personas se saludan, los pájaros
se animan a pisar cerca de uno,
un ejército de jardineros que responden a mis preguntas con comedimiento
quita las mercadelas porque ya acabó el verano;
Parlem del vent, una escultura que anda por allí de Andreu Alfaro
me susurra quedito y sesgado todas las cosas que anoche pasaron en el
parque
y otra de Chillida con cinco puntas como cinco dedos le da consejos al
espacio
y acaricia el cielo muy muy azul de la mañana.
De buenas a primeras
un ahuehuete de los tiempos de cuando Felipe IV y yo éramos niños y este
jardín era monte
me da su propia versión del Retiro;
Taxodium me lo nombran los señores de verde como si no lo conociera yo,
sabino,
¡me siento tan bien bajo su sombra tenue!
Su voz:
Paso TRES. La única vez que escribí en su blog: 3agosto2007
Sentí que el ahuehuete era una metáfora de Alejandro en aquellos días en los que sucedió el hackeo del blog:
Paso CUATRO. Lo que las fotos de Alfredo, Arantza y Rosa, tomadas el 20 de mayo, cuentan:
PASO CINCO. Yo también ahora podré ir a pedir al ahuehuete del parque del Retiro que me diga qué.
22 junio 2009
Pausa (III)
III
Sólo tengo
mis zapatos,
mis libros
y mi esperanza.
(Mis poemas deben andar por ahí.)Pero cuento con las manos para todo:
trabajar,
combatir,
acariciarte...
Me precipitas.
No sé después
lo que suceda.
Te daré pan y besos.Y nuestra casa
será cualquier lugar.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
21 junio 2009
.. en la visita de un vencejo el día 20 de mayo
Hace ya un mes que esto sucedió, el mismo día de la Casa de América. Sólo estábamos en casa Gina y yo, vino a poner su trabajo y su cariño en los preparativos: carnitas, salsas, guacamole. Una hora antes de que llegaran los invitados, entré al baño para darme una ducha vivificante.., y allí estaba sobre el lavabo, mirándome tan sorprendido como yo a él y creo que más asustado, quizá por la diferencia de tamaños, o porque era mi territorio o porque yo tenía una palabra para nombrarle: vencejo y él no la tenía para mí (creo).
Vencejo, me remetió a Alejandro, bueno no a él, ya todo giraba a su alrededor ese día, sino a un texto suyo: Vencejos en el aire. Un texto que me dolió cuando me lo leyó, me hizo brincar del asiento cuando dice “Éstos no cantan, chirrían”. Es posible que sí, repliqué, pero para mí es la llegada de la primavera, de las ventanas abiertas, de los días largos, de salir a jugar a la calle, de guardar los pesados abrigos, es el sonido alegre de mi infancia. Él se quedó sorprendido de mi reacción. Ahora parecía venir a decirme que aunque fuera un chirrido también a él, ahora, le traía gratos recuerdos.
Hice con el vencejo lo que hacíamos de niños, tomarle con cuidado y lanzarlo por la ventana hacia arriba para que pudiera remontar el vuelo. Pero la estrechez del patio interior impidió que el impulso fuera suficiente, se posó en el alfeizar de la ventana de enfrente. Dejé la mía abierta, pero no pensé que regresaría. Se acurrucó en una esquina, le puse agua y le dejé estar. Me olvidé de él más de media hora, hasta que Arantza escuchó el aleteo tras la puerta. Entré y en ese momento, el vencejo remontó el vuelo y salió por la ventana, ahora sí, hacia arriba, hacia arriba.
En algún momento corrí a buscar la cámara de fotos, porque las fotos me sirven para diferenciar los recuerdos reales de los recuerdos soñados:
20 junio 2009
Pausa (II)
II
Si te he de perder un día
que no sea entre semana
ni en domingo
ni en sábado
ni en nada.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
19 junio 2009
.. en Casa de América (VII)
El repertorio que eligieron gira en torno a Alejandro, quien tanto disfrutó escuchándolos. Las tres primeras fueron:
El día que me dijiste --> Fernando
Amanecí otra vez --> Toya
Zenaida --> Fernando
Escúchalos:
Todo lo que pasó en .. en Casa de América ..
18 junio 2009
Pausa (I)
PAUSA
I
Que tú estés
y yo vaya llegando
y me ponga a mirarte
y te encamines
con tu trenza larga
del color que quieras,
con tu decirme “ven”
y tu decirme “a dónde”
y yo llegue y te prenda
y tu cuerpo delgado se arrodille.
Hagan el amor los pájaros
y vuelen
y hagan el amor los perros en la calle
y todos los amantes en su sitio
y vuelen
Pero que tú me muestres
la flor donde he caído
y nos digamos,
repetidas veces,
–buenos días.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
17 junio 2009
.. en el libro Bipolar, de Julio Trujillo
Aunque lo compré el día del libro, con la clara intención de no leerlo, ... por ahora.
Un día me vi con él entre las manos, y llevada por la cadencia o por el vaivén del columpio, o por la completitud de la semana de tres días, o por lo bipolar, no podía dejar de leerlo, hasta que me topé con este poema dedicado a Alejandro:
Helos ahí,
tan expectantes como el público
inverosímil que vino a escucharlos.
Nos separa un espacio de inacción
e incómodo silencio que aprovecho
para aprender algo de ellos.
¿qué hacen con sus manos los poetas?
¿Cómo las domestican
para que estén sobre la mesa quietas,
bien portadas,
sin ostentar su íntimo alboroto?
¿Y qué hacen con su cara,
tan aparentemente calma e inspirada?
¿Cómo contienen
la delirante gesticulación
que a mí me asalta
cuando me escrutan las otras miradas?
¿Qué hacen los poetas con su cara?
Y las piernas,
que suele vedar un paño,
¿las cruzan y descruzan con apenas
controlado frenesí?
¿Sí?
¿Por qué ninguno de ellos se levanta,
arquea
su esqueleto y se deleita
con el tronar secreto de sus huesos?
¿Cómo es que los poetas,
ahí sentados,
esperando turno,
no eructan andanadas de improperios?
Les voy a preguntar,
lo estoy haciendo,
¿por qué no abren los brazos y aletean
-patéticos y bellos-
para escaparse volando?
tan expectantes como el público
inverosímil que vino a escucharlos.
Nos separa un espacio de inacción
e incómodo silencio que aprovecho
para aprender algo de ellos.
¿qué hacen con sus manos los poetas?
¿Cómo las domestican
para que estén sobre la mesa quietas,
bien portadas,
sin ostentar su íntimo alboroto?
¿Y qué hacen con su cara,
tan aparentemente calma e inspirada?
¿Cómo contienen
la delirante gesticulación
que a mí me asalta
cuando me escrutan las otras miradas?
¿Qué hacen los poetas con su cara?
Y las piernas,
que suele vedar un paño,
¿las cruzan y descruzan con apenas
controlado frenesí?
¿Sí?
¿Por qué ninguno de ellos se levanta,
arquea
su esqueleto y se deleita
con el tronar secreto de sus huesos?
¿Cómo es que los poetas,
ahí sentados,
esperando turno,
no eructan andanadas de improperios?
Les voy a preguntar,
lo estoy haciendo,
¿por qué no abren los brazos y aletean
-patéticos y bellos-
para escaparse volando?
pág 61 y 62
16 junio 2009
Canción de la pequeña desesperanza
CANCIÓN DE LA PEQUEÑA DESESPERANZA
A Lourdes Guerrero
Ella vino con los ojos llorosos
y con los cabellos largos,
esta historia no es mía,
corre de boca en boca,
con los cabellos largos,
y lo que antes tenía fresco,
como de jugo sabroso,
vino seco.
A la puerta de mi casa, muy cerca de mis nervios,
coronaron al dinero, esta historia no es mía,
y ella vino con los ojos llorosos
a decirlo.
En esta ciudad occidental,
quienes aquí te hablamos,
la vida es de fresa y pólvora,
la vida es esto y es aquello,
vivimos de la necesidad, algo pasa
con el aire
que no entiendo, y sus vacíos
y sus llenos
y sus rincones secretos;
dos amigos o tres es suficiente;
no valemos historias medievales;
ésta es una ciudad occidental
del siglo veinte.
Ni palabras de paz
ni de promesa,
ella vino asustada y ciega,
una canción,
una canción que dice
que abras la puerta y entres en la casa de mis nervios,
muy singular y muy plural, para nosotros,
para nosotros
el alma del cuerpo es cosa seria,
por eso ni dormidos ni locos reventamos,
ven,
estas palabras no son de paz,
por eso crecen.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
14 junio 2009
Canción de la soledad
III
CANCIóN DE LA SOLEDAD
El naranjero con sus naranjas
y el fresero con su pregón
Es fácil comprenderlo: la soledad
es un estado de ánimo y no otra cosa.
(Lo digo porque soy una autoridad en soledades.)
Me hacía falta pasar por esta calle
de enerdecidos vítores y loas (no importa
si los hice yo mismo) para darme cuenta.
Rocío y yo
nos acostamos una vez en los mosaicos del pasillo,
fría la tierra y pequeño nuestro tacto, lástima,
porque me vine a dar cuenta muchos años después.
Sólo de la piel les doy razón; de la piel
hacia adentro y hacia afuera.
Tierra negra, tierra de hoja,
corazón de carretón.
El que no haya tenido la edad que se regrese,
hay demasiadas madres comprensivas en el mundo.
Oh muertos, oh divinos muertos prematuros.
A los alambres de la luz
vino un pájaro y cantó.
Y mientras esto sucede y yo se los platico
un hombre en el espacio mira el globo de la tierra;
un hombre como yo, que usa botones.
Nos acostamos ella y yo bajo un árbol frondoso,
¿no les dije? de la piel para adentro y para afuera,
el día de mi cumpleaños;
no nos molesten, estamos acrisolando
la historia famosa de los prometeos,
van a venir corriendo, lo juro,
pero no podremos recibirlos
con jarras de agua fresca ni con paños blancos
para enjugar el sudor de sus frentes, venían corriendo
a través de kilómetros y kilómetros de eternidad,
no estaremos en el canto vivo ¡qué desesperación saberlo!
pero dejemos al menos nuestra adhesión al espectáculo grandioso
que verán las gladiolas de algún día sobre la faz
de los que estén viviendo entonces.
¿Conformes?
Porque hay tanta cosa y somos tantos
que pasaremos inadvertidos el día del cómputo total,
¡no se hará nunca, no se hará nunca!
Así pues, hagamos el amor,
costales y costales de amor
como almohadas de plumas descosidas
regadas desde una torre de cuerpos
que sobrepase lo que llamamos altura
y que generalmente no alcanzamos.
El que se queda callado está perdido.
Hagamos el amor, niña fea, en los rellanos de las escaleras
de los edificios de esta gran ciudad,
tantas veces aquí ha muerto y renacido mi amor particular,
ah mi patria, mi patria,
a pesar de la edad y arriba y abajo del dinero,
por el gusto y la necesidad,
el vicio, el placer, de no quedarnos callados,
hagamos el amor,
cuando dicen las noticias
que este año se gastarán setentainuevemil millones más
de dólares, esto puede quitarse,
en armamentos.
La soledad, la soledad es verdaderamente inútil.
Porque yo vi claro cómo
él le cargaba los libros y ella
se sentía como estrella de cine a ratos
y le daba risa, y él
se emborrachaba dando vueltas y vueltas
con la gran preocupación
de estar atento a la realidad y al sueño.
Baste,
con una señal que baste...
El alcanfor, el pino y una tarde de lluvia.
El naranjero con sus naranjas
y el fresero con su pregón.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
13 junio 2009
12 junio 2009
Los días XXII (VI, en el original)
Ahora que acaban "Los días", caigo en la cuenta de que en la antología "Poesía 1963-1993 Alejandro Aura" hay 21 poemas, pero en el original "Alianza para vivir" hay XXII. La sorpresa, la curiosidad, el desajuste, me hace revisar uno a uno, y encuentro que es éste, el que hoy publico, el que no da el salto del año 1960 al año 1998, de la UNAM a CONALCULTA, en fin, de uno a otro libro.
Y no es el último, ocupaba el sexto lugar (VI). ¿Qué sucedió? ¿Encontraré la respuesta?. De momento aquí va:
VI ó 22
Tú, amiga,
tú eres la paz.
Te quiero
pero no puedo estar contigo.
Y como Marta siguió la antología pues no tengo su voz.
Trata de:
Alianza para vivir,
poema de Alejandro Aura
11 junio 2009
.. en Casa de América (VI)
Así expliqué la tabla de doble entrada salida de mi mente cartesiana:
Así lo leí:
“El aura de Alejandro. Fragmentos del blog” ¿Un libro?
Milagros Revenga
Lo que tenía en la cabeza al hacer este libro era la pregunta que me había planteado meses antes el editor de CyU, Jose María Espinasa. ¿Puede funcionar el blog como libro? Algo que se ha escrito día a día con otra intención, los mismos diarios son difíciles libros, me dijo. Y su pregunta se quedó en mi cabeza.
Cuando realicé la selección del blog, recordé que Alejandro lo escribió con la intención de publicar sus poemas, pero poco a poco se fue engolosinando con los textos en prosa. Y era muy cuidadoso en su elaboración, en su dimensión, como si fuera columna de un periódico. Él soñaba, soñábamos, con la publicación del blog como libro, iba calculando cada día las páginas que iba a tener. Yo, asustada por la extensión del mismo, lo había dividido en volúmenes estacionales: primavera de 2007, verano 2007 y así.
........................(cont. en "Leer más").......................
Hice esta selección con la intención de que sí fuera libro, y así la hice:
“Primero, me dije, que al menos haya un texto de cada mes, luego que uno de cada tema; que no se quede atrás ni el humor, ni el entusiasmo, ni la disciplina, ni los sueños, ninguno de los hilos con los que Alejandro tejió el blog.
Cuando ya estaba todo el plan muy bien armado, y mientras releía el blog con mucha tenacidad, oí dentro de mí una voz que, con la misma sutiliza y puntería que Alejandro ponía a sus comentarios, me sugería “y si le das un poco de flexibilidad a tu entramado cartesiano. Quiero decir que si no están todos los meses o todos los temas no importa, mejor escucha a los textos y si alguno defiende su posición déjale que la ocupe, aunque se repita, y si de un mes nos salió nada, pues tampoco importa” y así fui armando esta antología, dando paso especialmente a aquellos que me emocionaron.”
Ahora encontré esta descripción que hace Alejandro de uno de sus libros de poemas en el blog (30marzo2007):
Un libro no es un examen profesional, no es una tesis, no es un ejemplo de lo que deben ser los libros sino un cuerpo vivo con sus funciones vitales, sus éxtasis, sus situaciones incómodas, y latiendo en toda su extensión la ansiosa construcción de su alma. Hay libros con alma y libros desalmados. Este pobre se debate hasta el final por construir su alma. Como hacemos todos, aunque haya apabullantes diferencias en los resultados.
Y creo que sí que este libro tiene alma. Y algo peculiar que me hizo ver Pilar, no se trata de un canto a la muerte sino de un canto a la vida.
Y la facilidad de podérselo llevar uno en el metro para leerlo… recuerden que hoy lo pueden comprar.
Todo lo que pasó en .. en Casa de América ..
10 junio 2009
Los días (XXI)
XXI
No hay que tomar aliento,
(¡no, por Dios!)
fatiguémonos,
fatiguémonos este largo día.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
09 junio 2009
.. en la semana previa al cuarenta de mayo
En estos días el tiempo está revuelto en Madrid, la semana pasada alcanzamos los 36º y ésta los cielos nublados y los días ventosos recuerdan el otoño.
Así es siempre, por eso el famoso refrán "hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo".
Esta revolución de estaciones antes de la llegada definitiva del verano no dejaba de sorprender a Alejandro, y así lo contó en su blog:
4jun2008 Cuarenta de mayo
08 junio 2009
Los días (XX)
XX
Al trueno de la luz
vaya mi última sombra floreciendo.
Que crezca,
antiquísima mía,
iluminada.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
07 junio 2009
.. en un poema llegado de Zacatecas
VERSO DE DESPEDIDA
A: Alejandro Aura
por su muerte ocurrida el 30 de julio del 2008 en Madrid España.
por su muerte ocurrida el 30 de julio del 2008 en Madrid España.
Y de repente te marchas así,
incluso sin recoger tu abrigo,
sólo un breve mensaje:
"Queridos todos, nos tuvimos que encerrar en el hospital. No teníamos internet y se me perdió por completo el orden del pasar del tiempo. Por fin Milagros lo conectó. Mañana les contamos cómo anda la cosa".
Pero las cosas quedaron
exactamente igual,
de la misma manera que tu poesía,
con su identidad propia y una maraña de pensamientos,
que ahora a otro le tocará desenredar.
El hueco de la imaginación
ya no estará impregnado de tu graciosa intelectualidad,
pero no tienes de qué preocuparte,
otros poetas resolverán el sortilegio,
milagro que a diario viven las palabras,
y que terminarán siendo letra muerte o suplicio ardiente en algún corazón.
Te cubrirá la tierra y te llenarán de flores
que envidiarás en el paraíso con el que siempre has soñado:
Lugar donde “el tiempo se mueve tan despacio, que el agua tiene tiempo de bañarse y retozar en el agua”.
De la poesía, ¡ya ni te preocupes!
nadie la ha querido enmendar,
pero en cambio no han faltado acomedidos,
que le han dado rienda suelta a la imaginación
y el caudal de tinta del río de la poesía,
puede afortunadamente seguir siendo tan abundante como escandaloso.
Ruidoso al punto de extraviar los sentidos,
pero esperanzador como tu partida,
que de seguro entre sueños nos hará recordar,
paisajes olvidados y nuevas ilusiones por que luchar.
¿Qué en cuál de los trillones de galaxias te habremos de encontrar?
!No creo que sea necesario!
tu poesía y por consiguiente tu alma,
se han quedado prendadas al mundo,
y tu cuerpo ¡que vague!, ¡qué descanse!,
¡que se olvide del cáncer que ahora lo ha dejado en paz!
Hago una caravana igual que tú,
a todos los que estás empezando a echar de menos,
y te digo adiós,
más no a la poesía y sí al poeta,
al cómplice de los sueños que terminaron
por derrochar sentimientos hasta convertirme en escritor.
Al intelectual, al cosmopolita,
al amigo que nunca hablé,
al que escribía… ¡Al inspirador!
¡Nos vamos!,
así lo creo yo,
así lo pensaste conveniente.
¡Ya nos veremos después!
Emazighen
31 de julio del 2008, 15:56 PM.
31 de julio del 2008, 15:56 PM.
Los fragmentos en azul corresponden a Alejandro Aura: del blog y del poema Despedida.
Trata de:
dedicado a Alejandro,
en México,
ir a su blog,
mensajes recibidos
06 junio 2009
Los días (XIX)
XIX
De vegetal, sí, yerba.
¿De qué, si no,
he de tener el alma?
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
05 junio 2009
.. en un viaje al año 66-67
Este es un mensaje que os quiero compartir y presumir como hizo conmigo Tomás.
Milagros:
Te convido un manjar de una experiencia maravillosa de mi vida. Fue en 66-67.
La OPIC, (Organización de Promoción Internacional de la Cultura), que dependía de la SER, organizo un tour poético, con representantes de distintas generaciones. Recorrimos Universidades de Veracruz, Chiapas y Tabasco, así como campamentos petroleros en el Sureste.
Imagínate el privilegio de un escuincle de 17 anos, viajando con estos monstruos maravillosos.
Verás en la foto Alejandro Aura, una que le tomé checándose una espina que se le clavó en el jardín.
La otra foto se la tomé a Efraín Huerta y Margarita Paz Paredes.
La tercer foto la tomó Alejandro y entre siluetas verás a Abigael Bohórquez, Margarita Paz Paredes, Efraín Huerta, a tu servidor y a mi primer esposa Sara.
Te comparto…y te presumo, recordando a nuestro querido amigo.
Tomás Perrín Escobar
Las fotos:
Gracias a Tomás por conservar las fotos, por enviármelas, por compartirme un pedacito de su vida que fue un pedacito de la vida de Alejandro. Otra pieza del puzzle.
Trata de:
en México,
foto Alejandro Aura,
ilustrado,
mensajes recibidos
04 junio 2009
Los días (XVIII)
XVIII
Anduve recorriendo días
buscando una tranquila loma,
un lugar de hierbas apacibles,
un paisaje de cerros y de soles.
Y todo lo encontré. Calmado todo.
Violento y extrañado, sin embargo,
sigo mi viaje por los días.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
03 junio 2009
.. en Casa de América (V)
Me dejó tal impresión este texto que prefiero no volverlo a leer, no volverlo a escuchar, me quiero quedar con esa impronta.
Así lo leyó:
Drogas de la felicidad
Extraño a mi amigo Alejandro. Qué más que la verdad. He estado pensando cómo escribir este texto, cómo nuevamente festejarlo y recordarlo desde alguna perspectiva original, inteligente, divertida, pero hoy que me detengo a leer algunos pasajes de su bitácora final, simplemente lo extraño. Perdonen que lo diga así, pero nada me lo restituye. ¡Yo quiero estar sentado con él, chingados! No encuentro la manera de darle vuelta a estos homenajes, rituales luctuosos y presentaciones de sus libros póstumos. Para mí, cada una de esas actividades dibuja la brillante silueta de su ausencia. Qué aguafiestas: no consigo sumarme al generalizado sentimiento de que estamos muy contentos y muy maduros recordándolo, de que su legado es la vitalidad y la alegría. Pues sí, pero hoy lo extraño y punto.
Curiosamente, lo que más extraño de alguien tan locuaz es sus silencios. Es que en todas las conversaciones que sostuvimos –que no fueron tantas– siempre había un momento en que callábamos y nos quedábamos viendo el uno al otro, en perfecta complicidad, paladeando los segundos que pasaban lentos, aceitosos, vespertinos, como un sol que declina con poderosa morosidad. En esos lapsos (que atesoro) su mirada me decía: “Todo está bien”. Y todo estaba bien. No había prisa alguna ni urgencia de hablar, sólo la tarde de Madrid y la mirada de un amigo reposando en la mía, sintiendo en toda su plasticidad, en todo su hermoso dramatismo, el paso del tiempo. Ni pedo dijo Alfredo: esos momentos ya no se van a repetir.
........................(cont. en "Leer más").......................
En una de las entradas de su blog, Aura escribió sobre un cactus que, como un cachorro, fue adorable en sus primeros días pero que luego fue olvidado y abandonado en su propia casa, arrumbado por ahí, creo que en un balcón. Tiempo después, el olvidado individuo sorprendió a sus dueños con unas bellas flores de color magenta. La amistad es así: persevera, sabe ser paciente y acaba mostrando los colores de su fortaleza. Todos somos los dueños de algún cactus, creo, pero no todos somos la cactácea que, a pesar de los pesares, produce una corona. ¿De qué estoy hablando? Ni idea: esta es una conversación huérfana de un interlocutor que le de sentido. Huérfana de Alejandro.
Porque conversando y escribiendo su blog, que era otra forma de conversar, Aura daba sentido. Si el ejercicio de ese diario comenzó con el objetivo de compartir poemas y contar el desarrollo de su cáncer, terminó por dar sentido y propósito a sus días. Quiero decir: el ejercicio se confundió con la vida. El señor que se fijó un objetivo acabó olvidándolo para encarnar el viaje tal vez sin proponérselo, sin haber calculado que esa visita diaria a su teclado era el sístole y el diástole de su organismo. Aura fue el primer enganchado: fue un yonqui de su blog, y luego nos contagió esa adicción. El símil no es gratuito: había un ambiente pesado de drogas, jeringas y quimioterapia, pero también uno más alado de conversaciones cruzadas, mezcales y circulantes copas de vino. Al final, yo bebía lo mío y lo de él, y salía de su casa con una doble ebriedad, o triple: la ingravidez con la que flotaba por la calle de Cervantes se debía a la tercia que conformábamos él, yo y la inminencia de la muerte. Todo lo cual, sobra decirlo, agudizaba el brillo de la vida.
Cabe preguntarse aquí qué pasa con un blog, escrito contra las taras de la imprenta, que vuelve a la imprenta. Es festejable poder tocar el libro, pesarlo, oler las huellas de la tinta, pero sobre todo reconocer su calidad de texto sin adjetivos, incluso si en esta antología no se incluyen los poemas (por razones evidentes: haberlos incluido era provocar un vértigo de espejos: poemas que pasaron de los libros a la página web, y de ésta nuevamente al papel, tal vez transformados…). Es raro sostener entre las manos algo que nació de la virtualidad, como si la burbuja durara a pesar de sí misma, negándose. Creo que pasa lo mismo con aquellos diarios que son escritos en la total intimidad, para no ser leídos, y que terminan por publicarse con gran impudor: ¿todos los caminos llevan al libro? No sé.
Sí sé que Aura, muy al contrario, quería ser leído, y que esta extensión en papel es un puerto que a él le hubiera encantado, una orilla más, un lector más, otro comensal. Y el libro que es producto de su blog es un asomo a su cerebro y a su piel, a sus preocupaciones, ligeras y graves, a su concreciones y abstracciones, a sus juegos y a sus preguntas hondas, todo ello en la voz de un cuate ligero, listo, ágil y frágil, siempre sensible y entrañable. Aquí tenemos a un señor que contagia su pasión por Homero, Herodoto y Jenofonte al mismo tiempo que nos explica cómo hacer una ensalada César, qué tan feroz es la tos y su indeseada cacofonía, cuál es la diferencia entre un bocata y una torta o por qué los poetas deben ser los cronistas de las obras del buen gobierno, si es que lo hay. Qué bien me caía ese escritor, cómo encajó golpes durísimos y siguió escribiendo amablemente, con ese tono suyo que demolía solemnidades, muertes y mayúsculas. Estar con él, leerlo, es como hacer un aparte con un amigo que te salva de un compromiso engorroso: ven, vamos a fumarnos un cigarro allá afuera, hay un recodo en las escaleras donde podemos estar. Ven.
Y aquí seguimos, en el recodo. Yo extraño a mi amigo Alejandro, pero descubro una vez más que las palabras pueden ser más útiles que un antidepresivo, que hay vocales y consonantes que, bien mezcladas, son drogas de la felicidad, y que después de leer estos fragmentos de su blog, me siento, aunque sólo sea momentáneamente, saciado y sonriente. Gracias a él.
Todo lo que pasó en .. en Casa de América ..
Así lo leyó:
Drogas de la felicidad
Julio Trujillo
Extraño a mi amigo Alejandro. Qué más que la verdad. He estado pensando cómo escribir este texto, cómo nuevamente festejarlo y recordarlo desde alguna perspectiva original, inteligente, divertida, pero hoy que me detengo a leer algunos pasajes de su bitácora final, simplemente lo extraño. Perdonen que lo diga así, pero nada me lo restituye. ¡Yo quiero estar sentado con él, chingados! No encuentro la manera de darle vuelta a estos homenajes, rituales luctuosos y presentaciones de sus libros póstumos. Para mí, cada una de esas actividades dibuja la brillante silueta de su ausencia. Qué aguafiestas: no consigo sumarme al generalizado sentimiento de que estamos muy contentos y muy maduros recordándolo, de que su legado es la vitalidad y la alegría. Pues sí, pero hoy lo extraño y punto.
Curiosamente, lo que más extraño de alguien tan locuaz es sus silencios. Es que en todas las conversaciones que sostuvimos –que no fueron tantas– siempre había un momento en que callábamos y nos quedábamos viendo el uno al otro, en perfecta complicidad, paladeando los segundos que pasaban lentos, aceitosos, vespertinos, como un sol que declina con poderosa morosidad. En esos lapsos (que atesoro) su mirada me decía: “Todo está bien”. Y todo estaba bien. No había prisa alguna ni urgencia de hablar, sólo la tarde de Madrid y la mirada de un amigo reposando en la mía, sintiendo en toda su plasticidad, en todo su hermoso dramatismo, el paso del tiempo. Ni pedo dijo Alfredo: esos momentos ya no se van a repetir.
........................(cont. en "Leer más").......................
En una de las entradas de su blog, Aura escribió sobre un cactus que, como un cachorro, fue adorable en sus primeros días pero que luego fue olvidado y abandonado en su propia casa, arrumbado por ahí, creo que en un balcón. Tiempo después, el olvidado individuo sorprendió a sus dueños con unas bellas flores de color magenta. La amistad es así: persevera, sabe ser paciente y acaba mostrando los colores de su fortaleza. Todos somos los dueños de algún cactus, creo, pero no todos somos la cactácea que, a pesar de los pesares, produce una corona. ¿De qué estoy hablando? Ni idea: esta es una conversación huérfana de un interlocutor que le de sentido. Huérfana de Alejandro.
Porque conversando y escribiendo su blog, que era otra forma de conversar, Aura daba sentido. Si el ejercicio de ese diario comenzó con el objetivo de compartir poemas y contar el desarrollo de su cáncer, terminó por dar sentido y propósito a sus días. Quiero decir: el ejercicio se confundió con la vida. El señor que se fijó un objetivo acabó olvidándolo para encarnar el viaje tal vez sin proponérselo, sin haber calculado que esa visita diaria a su teclado era el sístole y el diástole de su organismo. Aura fue el primer enganchado: fue un yonqui de su blog, y luego nos contagió esa adicción. El símil no es gratuito: había un ambiente pesado de drogas, jeringas y quimioterapia, pero también uno más alado de conversaciones cruzadas, mezcales y circulantes copas de vino. Al final, yo bebía lo mío y lo de él, y salía de su casa con una doble ebriedad, o triple: la ingravidez con la que flotaba por la calle de Cervantes se debía a la tercia que conformábamos él, yo y la inminencia de la muerte. Todo lo cual, sobra decirlo, agudizaba el brillo de la vida.
Cabe preguntarse aquí qué pasa con un blog, escrito contra las taras de la imprenta, que vuelve a la imprenta. Es festejable poder tocar el libro, pesarlo, oler las huellas de la tinta, pero sobre todo reconocer su calidad de texto sin adjetivos, incluso si en esta antología no se incluyen los poemas (por razones evidentes: haberlos incluido era provocar un vértigo de espejos: poemas que pasaron de los libros a la página web, y de ésta nuevamente al papel, tal vez transformados…). Es raro sostener entre las manos algo que nació de la virtualidad, como si la burbuja durara a pesar de sí misma, negándose. Creo que pasa lo mismo con aquellos diarios que son escritos en la total intimidad, para no ser leídos, y que terminan por publicarse con gran impudor: ¿todos los caminos llevan al libro? No sé.
Sí sé que Aura, muy al contrario, quería ser leído, y que esta extensión en papel es un puerto que a él le hubiera encantado, una orilla más, un lector más, otro comensal. Y el libro que es producto de su blog es un asomo a su cerebro y a su piel, a sus preocupaciones, ligeras y graves, a su concreciones y abstracciones, a sus juegos y a sus preguntas hondas, todo ello en la voz de un cuate ligero, listo, ágil y frágil, siempre sensible y entrañable. Aquí tenemos a un señor que contagia su pasión por Homero, Herodoto y Jenofonte al mismo tiempo que nos explica cómo hacer una ensalada César, qué tan feroz es la tos y su indeseada cacofonía, cuál es la diferencia entre un bocata y una torta o por qué los poetas deben ser los cronistas de las obras del buen gobierno, si es que lo hay. Qué bien me caía ese escritor, cómo encajó golpes durísimos y siguió escribiendo amablemente, con ese tono suyo que demolía solemnidades, muertes y mayúsculas. Estar con él, leerlo, es como hacer un aparte con un amigo que te salva de un compromiso engorroso: ven, vamos a fumarnos un cigarro allá afuera, hay un recodo en las escaleras donde podemos estar. Ven.
Y aquí seguimos, en el recodo. Yo extraño a mi amigo Alejandro, pero descubro una vez más que las palabras pueden ser más útiles que un antidepresivo, que hay vocales y consonantes que, bien mezcladas, son drogas de la felicidad, y que después de leer estos fragmentos de su blog, me siento, aunque sólo sea momentáneamente, saciado y sonriente. Gracias a él.
Todo lo que pasó en .. en Casa de América ..
02 junio 2009
Los días (XVII)
XVII
Todas las mañanas, el sol,
secretamente,
me condena.
Y amo la luz, y espero.
Escúchalo en voz de Marta Aura:
Trata de:
Alianza para vivir,
para escuchar,
poema de Alejandro Aura
01 junio 2009
.. en la venta de "Cuentos para ..."
Creo que ya he contado que tengo activadas las alertas en google (tío google, le decía Alejandro, con la confianza del trato diario y con mucho cariño) para Alejandro Aura. De manera que me llega, no sé si todo, lo que aparece en la red referido a él. Es un servicio fantástico y no deja de ser sorprendente los chismes que cuenta. Por ejemplo, el de anoche, domingo. Así me llegó:
Alerta web de Google para: alejandro aura
MercadoLibre CUENTOS PARA LEER EN LOS AVIONES ALEJANDRO AURA 98.00
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Entonces le pico al enlace y me lleva a esta pantalla:
Y me sorprende lo que encuentro, que NOR_MORA2007 está vendiendo ese libro.
Quién sabe por qué motivo, quizá no es suyo, lo encontró por ahí abandonado; quizá sí, quizá ya lo leyó y no cree que sienta necesidad de releerlo, bien porque sea muy joven y todavía no ha llegado a la edad de la relectura, bien porque nunca le pareció interesante, o cualquier otro motivo. Quizá no más porque son tiempos de crisis y hay que arañarle a lo que sea. O quizá ya compró “Cuentos y ultramarinos” y se ha dado cuenta de que contiene la gran mayoría de estos cuentos, pero hay que caer en la cuenta de que tres de los trece ahí publicados no están en aquel. Lo digo, para que se sepa. Tres no fueron recopilados por Alejandro para su última selección, tres ¡qué interesante!, pienso yo ahora, pero ya no puedo hacerle la pregunta.
Y me encanta ver el amarillento del lomo y de la cabeza del libro, lo cual delata su edad un poco y otro poco que era un poco más alto y más largo que los libros de junto, es decir, de al lado.
La verdad espero que NOR_MORA2007 lo venda y que, además, esta página le ayude a deshacerse de esa pequeña joya que tiene en sus manos.
¡Ah! Y no quiero olvidar dejar aquí escrito que yo retitulaba ese libro como “Cuentos para volar”, por razones que ya están medio contadas en mi prólogo de “Cuentos y ultramarinos”.
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