31 diciembre 2009

.. en los ojos de los Singer



Desde julio de 2008 viajo constantemente al continente Aura. Un continente, que se mueve libremente en el océano, no pocas veces sin rumbo, disfrutando de ese dejarse ir.
Está lleno de territorios ignotos, que exploro poco a poco, encuentro sus sombras y sus frutos, me guían las ideas utópicas de los descubridores. En la noche luciérnagas me iluminan, en el día sauces llorones escuchan mi silencio.

Está lleno de mensajes que se levantan como cordilleras, con la temperatura adecuada, cálidas en el frío invierno de Madrid, refrescantes por Tierra Caliente en Sueñámbaro.
Tiene pocas islas, las suficientes, las Salaberría, las Franco, las Morote acá y allá. En ellas descanso de todas las intensidades de la orografía y, sobretodo, en la isla de La Familia con su cueva inmensa, refugio de las inclemencias del clima.

El último lugar al que llegué se llama Los Singer, amigos de antaño de Alejandro, compañeros de vida cuando la vida se hacia con toda la intensidad de la juventud, antes de antes, amigos sin parar de ser amigos, amigos que se vuelven a asomar a tu ventana cuando el cáncer te ata a la cama, cuando la tos no te deja dormir un día y otro y otro, cuando las arrugas enmascaran, embellecen y los ojos están más llenos de vida que nunca, vida consciente, vida vivaz, vida entusiasmo. Llenos de vida hasta el último día que estás vivo, vivo. Allí en sus ojos encontré los de Alejandro, allí en sus ojos encontré un lugar para el reposo.

Foto Arantza Salaberría, atenta siempre a captar la fugacidad de lo intenso.


Volveré, León y Leticia.
Seguiré paseándome en ti, continente Aura y en tus islas.

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