19 enero 2010

.. en una comida en un Sanborns



Alejandro llegaba de España y su estómago se acostumbraba de nuevo a los desayunos de aquí. Huevos a la mexicana, al albañil, chilaquiles u otras delicias, fruta, un jugo/zumo, un café y un pan dulce. Yo observaba como, a una hora tan temprana, podía entrarle a semejante abundancia gastronómica, ante mi taza de té y algo de bollería. Esto sucedía siempre en un Sanborns, nunca en casa.
Cené y comí la semana pasada en uno de estos característicos establecimientos de México, actualmente propiedad del señor Slim, a quien Alejandro nombraba en su blog cuando recordaba las tremendas diferencias que caracterizan este país.
Y fueron las franjas horizontales de las ceñidas faldas almidonadas de las camareras/meseras las que activaron el recuerdo. Un atuendo que siempre atrajo mi curiosidad, como un ave exótica de la que no puedes separar la mirada. Parece ser que se mantiene desde que inició el negocio en los albores del pasado siglo, me contó Alejandro.

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