22 marzo 2009

Canto del derrumbamiento


CANTO DEL DERRUMBAMIENTO


Me derrumbé porque mi corazón no era posible.
Pronto vi el final del juego
y con el último soplo que me quedaba
lo apagué.


Yo no estaba a favor de los buenos
y los malos no me disgustaban totalmente.

Me sentía jugar en una rueda de San Miguel
sin fin
insoportable.


¿Qué país, dentro de este país, vive uno?

Pero mi caída fue originada
universalmente por mí mismo,
porque niego que alguien hubiera entrado
a las intimidades de mi
espíritu.


Me daba vuelcos en los sentidos
un torrente de amor
–yo lo llamaba amor–
pero un terror humano contumaz me retraía.

Así fui cayendo dentro
–dentro de mí, dentro de los demás,
dentro del orbe–
como algo hecho en especial
para caer.


¿Qué territorio, dentro de este cerco
horrible, vive uno?


Águila de Dios, pero águila del diablo,
águila de los hombres, águila
obligatoria y responsable,
águila encargada,
águila
capaz de hundir la cresta en el infinito.

Todo lo que hubiera querido argüir
como justificación de mi derrumbamiento–
suponiendo que mi derrumbamiento
fuera malo y necesitara justificación–
sería mentira.


Me derrumbé a plomo, sometido,
humillado, domeñado, abajado, ahinojado
por el sol–

eso es todo.


Escúchalo en voz de Marta Aura:


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