26 febrero 2010

En la estación de Querétaro



EN LA ESTACIÓN DE QUERÉTARO


Cuando un hombre duerme al rayo del suelo
hay que pararse y meditarlo un poco.
Si se le ven crecer los pies desnudos
hasta alcanzar toda la noche,
todo el humor helado de la noche;
si se le ven los pies de la conciencia
caminando lejanos como estrellas;
pregunto,
yo que lo vi sembrado contra el frío:
por qué no tiene manos este hombre.
pobre mañana tasajeada.

Bienvenido sea el dolor porque nos muele la sangre
y nos lastima y nos hace gritar y estar despiertos
y es bueno y es rojo y tiene prisa.
Bienvenido el dolor porque aprendemos;
bienvenido porque le pone cuerpo a la esperanza.

Ya no se puede estar con el cristal cantando
ni con el tulipán con pájaros creciendo.

Primero aire
para que esté fresca la mañana de todos,
aire y espacio grande primero;
rieles y alfombras mágicas
para que el maíz se desenvuelva y corra y ya no llore,
frutas a la orilla de todos los caminos
para que haya humedad y haya calor y el sol esté pendiente;
y para el hombre que digo,
el dormido de sal en plena especie,
puras palabras nuevas y calientes,
ternura para sus pies perfectos de corteza,
zapatos para su alma de oficial menesteroso,
calabazas y aire para su plato solar de esperanzado,
manos con que trabaje y cante
y una camisa azul para el domingo.


Escúchalo en voz de María Aura:

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