Sus poemas
y todos aquellos lugares,
reales o virtuales
en los que encontrar a Alejandro Aura.
26 febrero 2010
En la estación de Querétaro
EN LA ESTACIÓN DE QUERÉTARO
Cuando un hombre duerme al rayo del suelo
hay que pararse y meditarlo un poco.
Si se le ven crecer los pies desnudos
hasta alcanzar toda la noche,
todo el humor helado de la noche;
si se le ven los pies de la conciencia
caminando lejanos como estrellas;
pregunto,
yo que lo vi sembrado contra el frío:
por qué no tiene manos este hombre.
pobre mañana tasajeada.
Bienvenido sea el dolor porque nos muele la sangre
y nos lastima y nos hace gritar y estar despiertos
y es bueno y es rojo y tiene prisa.
Bienvenido el dolor porque aprendemos;
bienvenido porque le pone cuerpo a la esperanza.
Ya no se puede estar con el cristal cantando
ni con el tulipán con pájaros creciendo.
Primero aire
para que esté fresca la mañana de todos,
aire y espacio grande primero;
rieles y alfombras mágicas
para que el maíz se desenvuelva y corra y ya no llore,
frutas a la orilla de todos los caminos
para que haya humedad y haya calor y el sol esté pendiente;
y para el hombre que digo,
el dormido de sal en plena especie,
puras palabras nuevas y calientes,
ternura para sus pies perfectos de corteza,
zapatos para su alma de oficial menesteroso,
calabazas y aire para su plato solar de esperanzado,
manos con que trabaje y cante
y una camisa azul para el domingo.
Escúchalo en voz de María Aura:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Gracias, siempre.
ResponderEliminar